Los valencianos disparan el empeño de joyas para paliar el impacto de la inflación

El número de clientes de CrediMonte, el antiguo Monte de Piedad de Valencia, está creciendo en 250 personas cada mes, un 3 % más que lo que lo hacía el año pasado

Una tasadora observa de cerca una joya, en una imagen de archivo.

Una tasadora observa de cerca una joya, en una imagen de archivo. / Levante-EMV

El bolsillo es, sin duda, el lugar que más está sufriendo el golpe inflacionario que se viene acumulando en los últimos meses. Han sido tiempos en los que la luz o los carburantes vivieron picos difícilmente asumibles para los ciudadanos mientras que otros, tan básicos como los alimentos o las hipotecas, viven en la actualidad sus peores momentos. Frente a esta marejada económica, los ahorros se convirtieron en los mejores aliados para unas familias que, una vez estos se están acabando, cada vez están optando más por explorar vías de financiación alternativas. Caminos para tratar de paliar el auge de precios, como el empeño de joyas, en el que CrediMonte está detectando un alza.

La firma, antiguamente conocida como el Monte de Piedad de Valencia, funciona mediante el préstamo de dinero inmediato a cambio de custodiar joyas de oro y diamantes a aquellos clientes que lo necesiten. Son empeños -con un vencimiento de un año prorrogable cuantas veces se quiera y sin que el cliente pierda la propiedad- que, según cuenta la directora de la institución, Ana Soto, están encontrando "mucha más demanda" con la pandemia y, especialmente, desde el pasado año. La causa, remarca, está vinculada a la inflación y el impacto que la energía, el agua o la cesta de la compra están teniendo para los ciudadanos.

Entrada de CrediMonte.

Entrada de CrediMonte. / Levante-EMV

"Respecto a los primeros meses de 2022 estamos en un crecimiento entre el 3 % y el 4 % tanto en número de clientes como en préstamos concedidos", señala la responsable de esta entidad con 145 años de historia, cinco sedes -la central en Valencia, sumadas a las de Castelló, Alicante, Murcia y Albacete- y que pertenece a la Fundación Bancaja. Este incremento se traduce en que entren unos 250 nuevos clientes al mes, que "es una cantidad importante" en una cartera total activa que se sitúa actualmente en las 13.500 personas y los 32.000 préstamos.

Sin subida de intereses

El destino de estos créditos -cuyos intereses se han mantenido entre el 6 % y el 8 %, mucho más bajos que otras alternativas que llegan hasta el 25 % y también por debajo del precio del dinero, que llega ya al 3,75 % y que hace un año estaba en el 0 %- se está empleando en el consumo. "Viene gente para la compra de una lavadora, de los libros de los niños, la matricula de la universidad o para vacaciones. Son cosas normales y habituales, que no necesitan cantidades enormes", reconoce Soto.

Ana Soto, directora de CrediMonte.

Ana Soto, directora de CrediMonte. / Levante-EMV

Sin ir más lejos, el importe medio solicitado por sus clientes se sitúa en los 1.000 euros, con una cifra mínima para esta financiación de 100 euros y sin un máximo de préstamo porque "al final depende siempre de lo que traigas".

La lista de productos avalados, no en vano, es muy variada. Desde anillos y pulseras, a pendientes, relojes y cordones, todo "lo que tenga oro -un valor refugio cuyo importe se ha "disparado a máximos"- o diamantes", explica la responsable de CrediMonte, que insiste en que el negocio "se acaba adecuando a las necesidades de las personas".

Hombres y autónomos, perfiles cada vez más al alza: Ni la tradicional -y errónea- visión de personas “que están en las últimas” ni tampoco únicamente mujeres en la cuarentena o la cincuentena encargadas de la economía familiar. El perfil de los usuarios de CrediMonte se está transformando en los últimos años y cada vez más a este empeño de joyas recurren los hombres, que “también tienen joyas como relojes, cordones o cruces”, destaca al respecto la directora de la entidad, Ana Soto. “Los porcentajes se pueden mover hoy en un 60 % de mujeres y un 40 % de hombres”, añade.

Sin embargo, el gran cambio ha venido también en el tipo de persona que llega a sus sedes. “A partir de la pandemia se han incorporado autónomos y profesiones liberales que necesitaban hacer pagos, no podían tener financiación bancaria y han visto una solución en nosotros”, explica Soto, que sitúa su número en aproximadamente el 8 % de sus clientes totales.

Mismas joyas a subasta

Más allá de clientes, lo que no ha cambiado pese a los tiempos económicos complicados es el porcentaje de objetos custodiados que acaban entrando a subasta. “Hacemos esa labor para que el cliente no pierda sus joyas y solo llega un 3 % de los préstamos”, sintetiza la responsable de CrediMonte, que asegura que la totalidad de estos objetos “se acaba adjudicando, porque los precios son muy baratos”. 

Y ¿qué pasa luego? Pues que con el dinero que se obtiene de esa puja se acaba pagando lo que se le debe a la entidad -que luego, a su vez, se destina a financiar la actividad social y cultural de la Fundación Bancaja- y el resto “se lo queda el cliente”. 

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