Europa da la espalda a los híbridos de Ford, claves para su supervivencia

La multinacional, que ha aplazado sin fecha la electrificación para Almussafes ante la falta de impulso del coche eléctrico, es el gran fabricante que durante 2023 más baja en ventas entre los países de la UE

Fabricación de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo.

Fabricación de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo. / Miguel Ángel Montesinos

Juanma Vázquez

Juanma Vázquez

La decisión de Ford de aplazar sin fecha la electrificación de Ford Almussafes ha llenado de incertidumbre el corazón de la planta valenciana. El movimiento de la multinacional, enmarcado dentro de una serie de acciones de ralentización por todo el mundo motivadas por el lento despegue del coche eléctrico, ha desdibujado un futuro que parecía garantizado cuando en junio del pasado año la compañía prometió una inversión para la fábrica. No es para menos. Sin esos coches eléctricos en perspectiva, el camino hacia la supervivencia de la fábrica y de los 4.600 empleados que resistirán a los 1.100 despidos pactados en abril pasa por que los actuales modelos híbridos que se producen en Almussafes y el resto de plantas europeas de la firma se mantengan fuertes en ventas a corto y medio plazo en el Viejo Continente.

El problema, sin embargo, es que cada vez este horizonte de fortaleza, más que concretarse, se aleja y, con él, el camino de esperanza reclamado a la marca del óvalo por los sindicatos de la factoría para mantener una carga de trabajo suficiente. En concreto, tras conocerse a mediados de noviembre el aplazamiento eléctrico, la central mayoritaria (UGT) ya señalaba que, para no verse reducida aún más la plantilla de la fábrica, esta debía incrementar su producción anual de híbridos a no menos de 200.000 unidades. O lo que es lo mismo, rondar los 218.000 vehículos con los que Ford prevé cerrar este año productivo en las instalaciones valencianas únicamente con híbridos, cuando actualmente solo un 60 % del total lo son. Una necesidad que, sin embargo, parece no encontrar el necesario respaldo del consumidor europeo.

Bajada en ventas

Porque los datos acumulados hasta el mes de octubre recogidos por la patronal a nivel continental de los fabricantes de vehículos, ACEA, muestran que el interés en los modelos de la firma -con el Kuga de Almussafes y el Puma que se fabrica en Rumanía como puntales- entre los veintisiete países de la Unión Europea se encuentra claramente a la baja. No en vano, en el décimo mes del ejercicio las matriculaciones de Ford -que ascendían a 310.542 unidades- pasaron a estar por primera vez en meses por debajo de los datos del mismo periodo de 2022, consumándose así una tendencia de desplome de las ventas que había comenzado en agosto.

Producción de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo.

Producción de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo. / Miguel ángel Montesinos

No es un problema que se repita en toda la industria del automóvil, cuyo horizonte muestra sólidos crecimientos. La prueba más clara es que ningún otro gran fabricante de coches ha registrado en Europa una caída a doble dígito como la que la empresa estadounidense experimentó tanto en septiembre (-12,9 %) como en octubre (-14 %). Tampoco ningún otro vive un descenso en la matriculaciones durante 2023 que supere el 1 % como le pasa a Ford. Realidades de negocio preocupantes para lograr la 'supervivencia híbrida'.

Producción "a tope"

Y mientras en Europa los números no se muestran positivos, la factoría valenciana se encuentra estos días en pleno descanso de la plantilla por el puente de la Constitución. Eso sí, fuentes internas en Almussafes confirmaban ayer a este diario que tanto el lunes como el martes -las dos jornadas de esta semana en las que la factoría estuvo en marcha- la producción había vuelto ya "a tope", lo que suponía ensamblar de nuevo en torno a 1.150 unidades diarias.

Producción de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo.

Producción de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo. / Miguel ángel Montesinos

Esto dejaba atrás el frenazo en la fabricación acontecido a finales de noviembre a causa del cambio de proveedor -de Rhenus a Ilunion- para algunas de las piezas con las que se produce el Kuga y la furgoneta Transit, los únicos dos modelos que resisten a día de hoy en sus instalaciones y que, eso sí, no evitarán que en 2023 se acaben produciendo, según previsiones, sobre 27.500 coches menos que en 2022.

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