Inversión en innovación DeepTech: una necesidad rentable

Enrique Penichet, CEO de Draper B1.

Enrique Penichet, CEO de Draper B1. / Germán Caballero

Enrique Penichet/CEO de Draper B!

Han pasado ya unas tres décadas desde que internet se popularizó a nivel mundial con la llegada de servicios como America Online (AOL) en Estados Unidos o Infovía de Telefónica en España. Desde entonces, hemos sido testigos de un vertiginoso desarrollo en soluciones digitales, y hemos visto surgir empresas que, apoyándose en esta tecnología, han alcanzado dimensiones enormes sin necesidad de una innovación tecnológica sobresaliente. Hablo, por supuesto, de las redes sociales, los marketplaces y los ecommerce, entre otros ejemplos. 

Esta tendencia ha generado un ambiente de inversión relajado, donde los inversores veían oportunidades sin necesidad de grandes aportes de capital inicial para validarlas. En muchos casos, el riesgo no radicaba en el producto en sí, sino en su escalabilidad o en la penetración del mercado.

Sin embargo, con el paso del tiempo, las oportunidades generadas por el desarrollo tecnológico de internet y los smartphones, están cada vez más saturadas. Esto ha llevado a dirigir nuevamente la mirada hacia inversiones que demandan un desarrollo tecnológico más profundo o también denominadas «deeptech».

La inversión en proyectos DeepTech, basados en tecnologías avanzadas como la Inteligencia Artificial (IA), el machine learning o la blockchain, puede ser altamente rentable, pero también conlleva riesgos más significativos, que muchos inversores no están dispuestos a asumir.

Aunque estos proyectos tienen el potencial de multiplicar la inversión inicial debido a su capacidad para resolver problemas complejos y ofrecer soluciones innovadoras en diversos sectores, como salud, finanzas o transporte, suelen estar aún lejos del mercado, lo que implica una inversión inicial considerable y un riesgo, también alto, asociado al producto mismo.

Además, los proyectos DeepTech presentan particularidades en comparación con proyectos tecnológicos de capas más superficiales. Los plazos de recuperación de la inversión y beneficio suelen ser más largos, y la inversión requiere una intensiva aportación de capital, especialmente en hardware.

Estos aspectos hacen que la inversión en DeepTech no esté al alcance de cualquier inversor y que sea necesario analizar detenidamente cada proyecto, evaluando sus posibilidades reales de competencia y acceso al mercado. Esto, a su vez, reduce el número de inversores especializados capaces de comprender y aportar valor a estas propuestas.

Es evidente que la Unión Europea, Estados Unidos, China y otros países están dirigiendo su atención hacia estas nuevas tecnologías profundas, que marcarán la próxima revolución y la ventaja competitiva del próximo siglo. Estamos hablando de avances que seguro han escuchado mencionar, como los chips de última generación, la computación cuántica o los desarrollos aeroespaciales.

Por lo tanto, invertir en DeepTech no solo es una necesidad, sino también un riesgo calculado que puede ser muy rentable en el largo plazo.