Era septiembre de 2018 cuando un joven estudiante de económicas bastante inquieto decide presentar su solicitud para irse a estudiar a Bolonia, Italia. Después de ser aceptado por la universidad, llegó el primero de los muchos retos que se encontraría por el camino: encontrar el alojamiento adecuado.

Y es que todo estudiante de intercambio ha sufrido el dolor de cabeza que es encontrar piso en un país diferente al suyo. Empezando por saber dónde buscar y acabando por tener suerte con los compañeros, encontrar alojamiento cuando estudias fuera de casa es una de las tareas más difíciles y que más influirán en tu experiencia. Sin duda unos malos compañeros de piso o una mala localización pueden arruinarte la que te venden como la mejor experiencia de tu vida.

No voy a decir que fue una mala experiencia, pero podría haber sido mucho mejor. Acabé encontrando un piso caro, lejos de la universidad y compartido con personas mayores, lo que hizo que mi Erasmus no fuera tan espectacular como se suponía que debía ser. Pero lo que no sabía era que lo mejor de mi Erasmus, vendría en los años siguientes.

Soy una persona inquieta, y como buen estudiante de económicas, cuando volví a mi universidad de origen decidí preguntar en la Oficina de Relaciones Internacionales (ORI) si el problema que tuve con el alojamiento lo tenían también las personas que venían a mi ciudad a estudiar.

¿Y cuál crees que fue su respuesta? Me dijeron que la universidad tenía una gran puntuación en todo, menos en alojamiento, ya que no podían darle ninguna solución real a los estudiantes que les pedían ayuda en este ámbito.

En ese preciso instante nació Quickin, con dos funciones muy claras: Por un lado, gestionar de forma integral los inmuebles de propietarios para que se olviden de la gestión de sus pisos, sin cobrarles comisiones abusivas. Por otro lado, ayudar a los estudiantes de todo tipo con el primero de los retos al que se enfrentarán cuando vayan a estudiar fuera de casa: encontrar alojamiento de calidad, asequible y en buenas zonas, compartidos con otros estudiantes.

Y de esta forma es como he conseguido convertir un problema en una de las experiencias más divertidas de mi vida: emprender. No podemos decir que emprender sea un camino de rosas, ya que nadie te asegura nada y todo depende de ti mismo. Pero justo esto último es lo que lo hace mágico, el empoderamiento que sientes ya que tienes las riendas de tu vida.