Diríase que Bruselas inventó el 24 de junio –fecha en la que se publicó en el DOUE- el cold treatment contra la ‘Falsa polilla’. Así se entendería la reacción de la Citrus Growers Association (CGA) de Sudáfrica, que debió verse sorprendida por su implementación y que montó una campaña en su contra calificando la medida de «innecesaria, injustificada, desproporcionada e inviable” (sic). Así lo argumentó también su Gobierno el 27 de julio cuando abrió por tal motivo un procedimiento de consultas en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Curiosa amnesia la suya porque en tal escrito no se reparó en el hecho de que, antes de a la UE, Sudáfrica ya había accedido a exportar cítricos con tal garantía fitosanitaria en hasta 20 mercados (EE UU, China, India, Japón…). Y a ninguno de ellos se les ocurrió llevarlos por tal cosa ante la OMC. Pese a que la norma fue expuesta públicamente durante semanas en la UE y ante la OMC, su entrada en vigor debió generar un súbito mar de dudas entre los operadores sudafricanos. Ya en aquel documento de 27 de julio dirigido a la OMC, Sudáfrica anunciaba lo que iba a ocurrir días después en los puertos europeos: el bloqueo de miles de contenedores de naranjas que no habían sido sometidas al obligado tratamiento. La realidad es que, como el CGC denunció a principios de septiembre, aquel caos fue una acción premeditada, una medida de presión para que los Estados miembro –que son los que tienen las competencias en el control fitosanitario de los puertos- hicieran una interpretación a su conveniencia de lo que es un cold treatment. Presionaron y más que flexibilizar, Sudáfrica logró que las autoridades de los principales países importadores accedieran a un tratamiento a la carta: sin garantías para el necesario preenfriamiento, en contenedores no homologados, sin sondas de pulpa para detectar las variaciones de frío en el fruto y registrando (como temperatura de cumplimiento) la de ambiente del contenedor. La realidad es que Bruselas no dio margen a la ambigüedad. Sudáfrica es miembro de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria y bien sabe que el detalle sobre cómo ejecutarlo –para empezar aplicando la temperatura en la pulpa de la naranja y no la de set point- viene recogido (y así se reflejó en el DOUE) en la norma NIMF 42. Si la Comisión quiere comprobar los incumplimientos sobre la medida que ella propuso no tiene más que preguntar a las navieras. Sudáfrica es un país tercero que en Europa se hace el sueco.

Sudáfrica se hace el sueco