Tecnología valenciana para dar una segunda vida a las baterías del coche eléctrico
Nutai y Omnielectric trabajan en un proyecto para procesar las celdas y darles otro uso en entornos como las renovables
A pesar de su lento despegue, el futuro de la automoción va estrechamente ligado a la electrificación y a la producción de elementos como las baterías, que tendrán que producirse en masa ya desde el corto y medio plazo. Sin embargo, ese gran impulso abrirá otra cuestión como es qué hacer con todas estas celdas una vez terminen su funcionalidad en el interior de los vehículos. Un horizonte en el que la industria auxiliar valenciana quiere estar a la vanguardia a través del impulso de un proyecto: Carebat.
En concreto, esta iniciativa desarrollada por las empresas Nutai y Omnielectric -asociadas al clúster de la autonomoción valenciano, AVIA-, tiene como fin hallar una segunda vida útil para las baterías. Como explica Adrián Ripoll, ingeniero del área de Energía de Nutai, tras haber trabajado ambas firmas con los principales fabricantes de vehículos en España, «hemos identificado que dentro de la electrificación se ha puesto énfasis en el diseño y la producción, pero no tanto en la gestión de las baterías tras su vida útil». De ahí nace una investigación que se alargará hasta abril de 2024 y que estará financiada por el Ministerio de Industria mediante su convocatoria de Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEIs) de este 2023.
Entre los objetivos, desde AVIA apuntan a que se busca desarrollar un proceso que «seleccione cada batería, permita su desamblaje y que pueda valorarse la posibilidad de un segundo uso de cada elemento». Por eso, como añade Ripoll, este camino implica llevar a cabo una investigación ahora en «técnicas automatizadas que sean adaptables a las distintas tipologías de baterías».
Será ya cuando pase el primer cuatrimestre del próximo año cuando se conozcan los resultados concretos de este proyecto, pero, como destaca el ingeniero de Nutai, el plan trazado pasa por conseguir un «proceso definido que sea capaz de procesar hasta veinte baterías al día». Una vez esto se consiga, y gracias a una planta piloto que también está ya «en desarrollo», Ripoll afirma que la potencialidad es la de ir escalando este procesado a mayores cotas.
Economía circular
Porque, como sintetizan desde AVIA, la idea final del proyecto pasa por que estas celdas «puedan se reutilizadas en otros dispositivos o con otros usos energéticos de tal modo que se minimice el envío de los residuos de las baterías a centros de tratamientos», permitiendo así -en palabras de Jackie Sánchez-Molero, directora de AVIA- responder «a los criterios marcados desde la Comisión Europea en la transición hacia una economía sostenible».
Entre esas utilizaciones, Ripoll ya pone el foco como las más «óptimas» en el «apoyo a las energías renovables tanto a escala industrial como domestica». Circularidad, a fin de cuentas, desde la automoción del presente y del futuro.
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