San Isidro Labrador y, en este caso, Pescador. María José Català celebró el día del patrón de los hombres del campo visitando El Palmar, un feudo tradicionalmente del PP, donde la influencia del que fuera concejal y alcalde pedáneo durante muchas legislaturas, Vicente Aleixandre es notoria. Tanto es así, que si en el conjunto de los Pobles del Sud, Compromís estuvo a punto de arrebatarle la primacía en 2015, en la isla mantuvo una saludable diferencia de 251 a 186 votos, con unos casi inexistentes PSPV y Ciudadanos. Y a pesar de ser día laborable y por la mañana, agricultores, pescadores, hosteleros y veteranos de la población acompañaron o saludaron a la candidata popular. Quien visitó el Cristo del Palmar, cogió la «perxa», sacó anguilas de la piscina de la Lonja y se subió a la bicicleta de reparto de producto fresco. «Esto sí que es una bicicleta y no la de Grezzi».

Es tiempo de promesas y proyectos y la candidata popular centró la visita en varias propuestas. La más llamativa: fue la de establecer un sistema de vigilancia mediante drones, dirigidos por la Policía Local. «Queremos que el apoyo municipal a los agricultores y a los pescadores sea muy expreso y buscar soluciones a los problemas que les preocupan por la falta de protección de los cultivos y de su actividad tradicional».

También se refirió al propio lago y su entorno, para el que prometió la gestión de su declaración como Reserva Natural de la Biosfera por la Unesco. «Algo que, durante estos cuatro años, el ayuntamiento no ha peleado nada y que sería fundamental para aumentar la protección de esta joya medioambiental. Es necesario extremar le cuidado de este paraje natural».

Durante la visita, el que fuera edil popular -su hijo Ignacio, que formaba parte de la comitiva, es el número diez de la lista- insistió en la cuestión de la quema de la paja del arroz «Lo que pedimos es que nos dejen a los que entendemos de esto. A los agricultores. Mientras la paja no tenga un destino, que nos la puedan comprar, no hay más remedio que quemarla. Y lo podemos hacer, pero no cuando nos lo digan desde un despacho, sino sobre el terreno. Cuando está seca y cuando el viento lance el humo lejos de la ciudad. Claro que se puede hacer, pero nosotros, con nuestras propias brigadas y sabiendo cuando y como». Hubo tiempo para problemas del día a día, como la puerta del embarcadero, cerrada por los dueños de los terrenos por desencuentro con el ayuntamiento. Català, es fácil imaginar, prometió que la verja sería historia «a base de entendimiento».

«La gente de la Albufera y de la huerta son gente con trellat, como nuestro lema» acabó diciendo Català, quien también prometió su apoyo al sector productivo más reciente en la historia de la isla. «Apoyaremos un plan para regularizar las terrazas que esté en consenso con los vecinos».

La candidata popular, que hoy visitará el otro extremo de los pueblos de la ciudad y estará en Borbotó en un acto sobre fiestas y tradiciones, finalizó la jornada firmando el compromiso de destinar el 0.7 por ciento del presupuesto municipal a la cooperación internacional para 2030, criticando que la cuota del actual gobierno municipal no llegue «más que al 0,32 por ciento cuanto tanta bandera ha hecho de la cooperación».