Negociaciones tras el 23J

La candidatura de Armengol a presidir el Congreso no levanta ampollas en el independentismo

En palabras de un dirigente de Junts, se trata de un nombre que no disgusta pero la cuestión "no será quién sino qué". Es decir, qué ofrece el PSOE para lograr los votos republicanos y de Junts

Francina Armengol.

Francina Armengol.

Xabi Barrena / Fidel Masreal

Una vez asimilado por todas las partes (ERC y Junts) que el ‘frente común’ en Madrid que los líderes de ambos partidos propugnaban ha quedado en agua de borrajas y que, en la práctica, lo único que es común en ambos partidos es la desconfianza mutua crónica, lo que se convierte en notícia son aquellos aspectos nuevos que no ahondan en las diferencias. Por ejemplo, que la candidata del PSOE a presidir el Congreso sea Francina Armengol no aumenta la alta tensión existente entre Junts ERC con el PSOE en relación a la votación de la presidencia y la Mesa del Congreso de los Diputados. Dicho de otro modo: Armengol no aumenta las grandes distancias existentes entre independentistas y socialistas cara a la sesión de este jueves, en la que todo está en el aire.

A falta de que el Comité Federal de los socialistas oficialice el nombre de Armengol como candidata (su nombre ya apareció este martes de forma elíptica en una declaraciones de la exministra Reyes Maroto y en las reacción positiva de Gerardo Pisarello, de Sumar), sería mucho decir que su nombramiento facilita una entente, pero al menos no la torpedea. Que Armengol, expresidenta de les Illes Balears, por tanto, catalanohablante y en su caso defensora de un cierto federalismo estatal, sea la elegida, justo en el momento en que se dirime si se pueden o no utilizar las lenguas cooficiales en el atril del Congreso, puede entenderse, incluso, "como un signo de buena voluntad", según una fuente de uno de los partidos. Pero poco más. En palabras de un dirigente de Junts, se trata de un nombre que no disgusta pero la cuestión "no será quién sino qué". Es decir, qué ofrece el PSOE para lograr los votos republicanos y de Junts.

Cadena de recelos

Y en este sentido, el de los hechos, a falta de 24 horas de que empiece el pleno de constitución de la Cámara legislativa todo sigue en el alero. Y las impresiones de los protagonistas no son buenas. Fuentes de ERC explicaron al Periódico de Cataluña, del Grupo Prensa Ibérica, que "no da la impresión de que la implicación de Junts sea máxima", ironizó esta voz, para sentenciar: "Es como si hicieran ver que negocian, pero no lo estan haciendo". En Junts ciertamente se admite que la votación del jueves no les hace perder el sueño.

Ese presunto 'pasotismo' posconvergente, sostiene esta fuente, no alcanza solo a sus relaciones con los socialistas: "También la tienen con nosotros", sentencia. La conclusión del análisis en la sede republicana de la calle de Calàbria es que "parece que quieren ir a unas nuevas elecciones aventando como coartada la nula voluntad del PSOE por negociar".

Mientras, Junts mantiene un silencio absoluto pero fuentes del partido lanzan dos mensajes: uno, que se trata de conseguir contrapartidas concretas, ya sea la garantía de que se tramitará una ley de amnistía o el uso del catalán de forma normalizada en las Cortes, entre otras. Dos, que Junts no va a despeinarse ni si el PSOE logra una mayoría progresista en la Mesa ni si es el PP el que preside el Congreso y tiene más peones en la dirección de la Cámara. Junts siempre se remite a las exigencias de máximos (amnistía y autodeterminación) y sostiene que las ofertas de grupo parlamentario propio que le hace el PSOE (con lo que tendría más tiempo de intervención y subvenciones públicas) no le impresionan lo más mínimo. Sobre todo porque si se repiten las elecciones, sería una oferta efímera.

La actitud del PSOE, según ERC

Lo más sorprendente de todo, según apuntan fuentes de ERC, es que "tampoco los socialistas están haciendo demasiado por evitar" que el camino conduzca a una falta de acuerdo el jueves y a la repetición electoral. Es más, algunas de las acciones de los socialistas, ponderan los republicanos, parecen encaminadas en frustrar toda entente.

Y es que los de Oriol Junqueras aún no entienden cómo, del mensaje que se trasladó al partido socialista el pasado viernes, de que ERC no daba por hecho que votaría en favor de la candidata socialista a la presidencia del Congreso se derivó una corriente generalizada de opinión ("alentada desde Ferraz", la sede del partido de Pedro Sánchez, insisten en ERC) por la que los 7 escaños republicanos ya habían dado su apoyo por adelantado.

El pesimismo también se detecta en Junts, sobre todo cuando se consulta al sector más moderado y pactista. Los fieles a Laura Borràs o el entorno de Puigdemont son firmes defensores de las posiciones más exigentes. Y los que preferirían aprovechar la palanca pero evitar elecciones temen que al estar todo en manos de Puigdemont y de Míriam Nogueras en el caso de la Mesa del Congreso hace prever una altíssima posibilidad de choque. Eso sí, la ocultación del contenido de las negociaciones y frases internas como la de Turull parafraseando al poeta Miquel Martí i Pol ("tot està per fer i tot és possible", "todo está por hacer y todo es posible") suponen que la voluntat es negociar. Eso es lo único que da esperanza a los más dialogantes de Junts.