Constitución de las Cortes

El PP arma el Senado con perfiles que actúen como contrapunto de un posible Gobierno de Sánchez

Feijóo tiene en su mano ralentizar las iniciativas legislativas del Gobierno pero su capacidad de veto será limitada

Pedro Rollán en el Senado.

Pedro Rollán en el Senado. / EUROPA PRESS

Elena Marín

El PP convertirá el Senado en un contrapunto de la incertimbre que emana del Congreso. La mayoría absoluta lograda en la Cámara alta es una bombona de oxígeno para un líder popular que este miércoles por la tarde se lamentaba de que los españoles no supieran en manos de qué partido recaerá la presidencia de la cámara baja. Pero ante la inestabilidad que asoma y la posibilidad de que Pedro Sánchez logre los apoyos para conformar gobierno, Alberto Núñez Feijóo ha armado el órgano de dirección del Senado con perfiles "con experiencia" y con recorrido en la política autonómica para hacer una política de contención de las iniciativas del bloque de la izquierda.

Pedro Rollán será el próximo presidente del Senado a propuesto de Feijóo. "Alcalde, consejero, vicepresidente y presidente" de la Comunidad de Madrid, ha formado parte del reducido núcleo del comité de dirección del PP en este último año y medio. Es, por tanto, una persona que conoce cómo piensa y qué quiere su jefe de filas, que sabe cuál es la estrategia que el dirigente gallego quiere seguir los próximos años tanto si el gobierno recae del lado socialista como si por una carambola sucediera lo contrario. Junto a él, Feijóo ha colocado en la Mesa del Senado a personas con experiencia ya en la cámara, como el exportavoz Javier Maroto, que también ha formado parte de su comité de dirección, la valenciana Eva Ortiz y a Marimar Blanco, un referente moral para los populares.

Con 143 de los 266 escaños del Senado en sus manos, el PP tiene margen político para que el camino de un eventual gobierno de Pedro Sánchez no sea cómodo. En las elecciones del 23J, los populares obtuvieron 120 senadores, a los que hay que sumar los 23 que le corresponden tras los resultados de las autonómicas del 28 de mayo, ya que los parlamentos regionales tienen derecho a designar hasta 58 senadores en función de los resultados obtenidos.

Vía política

Los populares tienen dos vías para condicionar un posible gobierno de izquierdas: la vía más política y la legislativa. El grupo de senadores que preside Feijóo tiene capacidad para solicitar comisiones de investigación sobre aquellos asuntos en los que quiera centrar su atención y desde Génova ya han sugerido que si les toca jugar con estas cartas, no dudarán en utilizar esta vía para poner el foco en cuestiones polémicas o que pongan en apuros a los socialistas.

En la vía legislativa, es cierto que el PP puede enmendar los proyectos que lleguen al Senado tras su aprobación en el Congreso de los Diputados. Pero estas iniciativas empiezan en ese momento un nuevo recorrido hacia la cámara baja que tras introducir los ajustes que corresponda, mantiene la última palabra para aprobarlos definitivamente. Por lo tanto, los conservadores podrán frenar el paso a muchos proyectos, pero no tanto porque los puedan vetar sine die sino porque podrán ralentizar el proceso legislativo y ganan, como mínimo, un par de meses hasta su aprobación definitiva por el Congreso. Es una táctica de filibusterismo que en el Senado de los Estados Unidos, donde es habitual que las dos cámaras tengan mayorías opuestas, se ha utilizado de manera habitual en los últimos años. Pedro Rollán desde la presidencia del Senado y quienes dirijan las distintas comisiones tendrán en su mano la llave del tiempo en la legislatura que arranca.

Veto a los presupuestos

Pero donde reside la fuerza del PP en el Senado es en los límites al gasto económico que plantee un eventual gobierno de Pedro Sánchez. Desde la Cámara Alta, Feijóo tendrá en su mano condicionar tanto los Presupuestos Generales del Estado como los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública de todas las administraciones públicas. El artículo 15.6 de la Ley de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera establece que "si el Congreso de los Diputados o el Senado rechazan los objetivos, el Gobierno, en el plazo máximo de un mes, remitirá un nuevo acuerdo que se someterá al mismo procedimiento". De modo, que el líder popular sí puede con sus 143 escaños dejar a Sánchez sin unas cuentas públicas que aterricen su política económica, ya que este proyecto se devuelve directamente al Gobierno y no al Congreso, como ocurre con el resto de las leyes.

En cualquier caso, el PP debe tener cuidado con su planteamiento de máximos en el veto de los presupuestos y de la senda de estabilidad presupuestaria, ya que en este último se incluye el límite de endeudamiento permitido a las comunidades autónomas. Desde el 28 de mayo, los conservadores gobiernan en 12, a la espera de lo que ocurra con el gobierno de Murcia, así que no puede tampoco poner freno a Sánchez sin analizar previamente cómo afectaría a cada una de estas regiones.

El botón del 155

No será la primera vez en la que el PP tenga el control del Senado mientras las alianzas en el Congreso son de signo contrario. Con la moción de censura de 2018 a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez logró conformar una mayoría estable en la cámara de los leones, pero no así en el Senado. Y durante los meses en los que se mantuvo esta situación, el PP se vengó del destierro al que los socialistas habían enviado a su presidente tumbando hasta en dos ocasiones la senda de déficit del nuevo Ejecutivo socialista.

La mayoría absoluta de los populares en la Cámara alta también es un arma para condicionar la renovación del CGPJ que ha permanecido bloqueada desde hace cuatro años. Y, por supuesto, tiene la llave para aplicar el artículo 155 de la Constitución. Pero si el gobierno cae finalmente en manos de Pedro Sánchez, apoyado por los partidos independentistas, es prácticamente imposible imaginar que ese botón se active de nuevo, ya que es el Gobierno quien debe solicitar al Senado su aplicación. Y si Feijóo dijo este mismo miércoles que su proyecto pasa por la "reconstrucción" de los puentes con Cataluña, tampoco parece fácil que el PP tenga en mente utilizarlo.