Usted ha explicado el proceso de selección de conceptos, su entronque en cada cartel, el tratamiento profesional de las formas€ luego llega un señor y dice que es una maravilla y otro que no vale nada.
¿Está preparado para esto?
Lo sé por experiencia. Cuando presentas un trabajo estás sometido a la crítica y a la alabanza. Sé que no van a faltar las valoraciones estéticas a favor y en contra. Depende de quien haga la valoración le puedo dar más o menos importancia. Pero aplicable tanto a quien lo critique como a quien diga que es maravilloso.
No se quejará del impacto que ha tenido el cartel en cuestión. Como casi nunca.
Lo peor es que los carteles no se utilizaban y eso era un desperdicio de recursos, una oportunidad perdida. Cuando en Valencia ha habido una tradición excepcional con el cartel. Un cartel que no se utiliza es un cartel malogrado.
Usted ha insistido que no es un cartel "para los falleros".
Porque un cartel es una imagen para promocionar y dar a conocer. Y al fallero no le hace falta porque ya forma parte. El objetivo es llamar al que no es fallero, a la gente que no simpatiza incluso con la fiesta porque la considera una incomodidad. Se trata de poner en valor esos elementos que forman parte de la fiesta y que, indudablemente, son importantes y son buenos. Lo otro es innecesario. Pero me gustaría que se sintieran identificados con lo que son y lo que generan.
Por cierto, en la iconografía están los elementos más previsibles o tópicos: la música, el fuego, la fallera€
Porque si estás haciendo un elemento identificativo, no puedes renunciar a sus códigos. Tienes que transmitir una información y esta la tienes que hacer, lógicamente, con lo que contiene esa fiesta. Y por eso están el arte, la indumentaria, el diseño, la literatura€ no tendría sentido hablar de otras coas que no forman parte de la fiesta.
Usted tuvo una experiencia diseñando la falla de Mosen Sorell-Corona. Si ha hecho el cartel de fallas es porque no salió espantado de la experiencia, por mucha diversidad de opiniones que generara.
Yo fui fallero de pequeño, como tantos y tantos niños, pero hubo un momento en el que los conceptos estéticos que transmitían no me aportaban nada y perdí un cierto interés. Pero la experiencia fue muy interesante. Afortunadamente, vivimos un momento en e que hay nuevas maneras y más variadas de concebir la falla. Cuantas más visiones, mejor.
