La comisión de Rubén Vela-Doctor Waksman celebró ayer el taller más reivindicativo en defensa de la libertad de la mujer. Una charla dedicada al machismo y la violencia de género y un taller impartido por dos agentes de policía para dar una serie de nociones básicas de defensa personal. Una forma de expresar el «no es no» y el grito de igualdad que se respira cada vez más en los casales a pesar de las reticencias.
«Es una forma de expresar nuestro rechazo a una realidad demasiado frecuente» explicaba ayer Trini Blanco, responsable de juniors en la comisión e impulsora de una idea que surgió tras el asesinato de la joven maestra Laura Luelmo. Causó tanta indignación y generó tantos corrillos en la comisión que optaron por organizar la actividad bajo el lema «No queremos tener miedo ni callar» porque «tenemos derecho a ser libres. Es, sobre todo, nuestra forma de reivindicar lo que nos pertenece, que es nuestra libertad. Queremos ser un altavoz social y, ya puestos, educativo». El casal se llenó de globos morados y lemas recordando el porqué de la reunión.
En una charla inicial, Trini Bueno explicó aspectos como el de la violencia visible y la invisible. «Está en nuestra mano cambiarlo. No tenemos por qué tolerarla. La sociedad necesita que se eduque de una forma diferente», a la vez que recordaba que «la igualdad es una realidad falsa. No es cierto. No hay un cincuenta por ciento. Si, es verdad que hay muchos hombres que están colaborando a cambiarlo, pero no todo está ganado». Se recordó a mujeres como Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor, Carmen de Burgos o Concepción Arenal, y aparentes trivialidades «como las películas de Disney, que nos muestran un mundo que, a estas alturas, es irreal». Y en las Fallas, «no se trata de hacer política, pero no debatirlo no nos hace ningún favor. Sobre todo porque las Fallas somos precisamente un mecanismo para extender las ideas de justicia y respeto».
La actividad contó con la presencia del Col·lectiu de Dones Feministes de Moncada, que no dudaron en mostrar su sorpresa positiva. «Actividades como ésta habría que promoverlas en muchos casales y en muchos otros colectivos ciudadanos».
Después llegó el taller, en el que los agentes de policía incidieron en el aspecto de que «no se trata de mantener una pelea, sino de aprender una noción para poder desembarazarte del agresor. Y no pasa nada por salir huyendo. Como tampoco lo es gritar, porque eso puede poner en alerta a cualquier vecino». De repente, la sorpresa: cómo una situación de aparente inferioridad, con el cuerpo aprisionado, puede transformarse en una respuesta rápida. «No se trataba de reaccionar con violencia contra la violencia. Ni siquiera es aprender a defendernos, porque esto no se consigue sólo con una charla. Pero sí que es una forma de alzar nuestra voz».
