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Salida laboral

Otro artista fallero que emigra

Toni Fornes se retira tras 26 años de oficio y se marcha a Colombia a hacer carrozas y tematizaciones

Toni Fornes, con uno de los últimos «ninots» de este año. fb

En cuanto salga la última pieza del taller, la historia de Toni Fornes en las Fallas quedará suspendida hasta nueva orden. Que puede ser más adelante o puede no volver nunca más. Otro taller de un artista conocido en el elenco de profesionales se clausura, arrastrado por el escaso margen de negocio que tiene la profesión. Una oferta que parece ser más prometedora, pero que tiene su factor de riesgo, le trasladará a Colombia, donde iniciará una nueva vida.

Conocido por sus propuestas en la Exposición del Ninot -siendo la más famosa aquel trío de monjas que miraban un consolador y que hubo que esconder durante la inauguración de la muestra- Toni Fornes ha desarrollado la labor fallera durante un cuarto de siglo. Tuvo sus destellos en la Especial infantil, pero su producción en fallas grandes se ha desarrollado en todas las categorías sin excepción, desde la Primera A a la Octava C. Todo el arco. Pero ahora se marcha al otro lado del «charco».

Ya se sabía que, a lo largo de los dos últimos años, había encontrado un nicho de mercado en Bucaramanga. «Fue una casualidad. A través de un alto cargo político del gobierno local que había vivido en València. Pidió ayuda para realizar unos cursos de capacitación. Entre el Gremio y Pedro Santaeulalia me llegó. El típico "¿Te interesa ir?"». Empezó con unos cursos, plantó una falla, asesoró en la construcción de figuraciones para el carnaval y en la edición del pasado año ya fue el director técnico del festejo. Sus técnicas se han bautizado allí como «falleras» desde el respeto a ese trabajo. «Esto me ha tenido ocupado de abril a septiembre. Pero ahora me voy ya para estar todo el año. He creado una empresa con un socio y vamos a trabajar en tematizaciones, carrozas...».

«Me gustan las Fallas. He vivido y me he criado con ellas. Pero ahora mismo es imposible literalmente. Antes, la profesión te daba para vivir con algún apuro. Ahora ni vives. He estado varios meses en Colombia trabajando perfectamente. Ahora llego aquí a hacer las fallas comprometidas y estoy con hipertensión. No es calidad de vida. Y allí me llaman maestro». No parece que haya mucho donde elegir. Hasta el propio Gremio de Artistas lo ha puesto como ejemplo de «lo que está padeciendo nuestro sector. Una crisis y un colapso que en cinco o diez años puede acabar con la profesión». Toni Fornes, sin embargo, ve ahora el futuro con ilusión. «Tenemos los conocimientos y las técnicas». Y los precios son de mercado.

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