Si hay gente, mucha gente, que abandona la ciudad por Fallas, ese no es el caso de los políticos valencianos, que aprovechan hasta el último minuto para conocer, disfrutar o participar directamente de sus actos principales.
Entre los que disfrutan de la fiesta a pie de calle, recorriendo los casales, está el alcalde, Joan Ribó, que confiesa ser un enamorado de la fiesta y del arte que desprende. No obstante, prefiere hacerlo fuera de los casales, hasta el punto de que ha rechazado ser fallero de honor de varias comisiones, entre ellas San Vicente-Periodista Azzati-Padilla. Su argumento siempre es el mismo: se debe a todas las fallas de Valéncia.
Más metida en el casal y en faena suele estar la portavoz y candidata socialista Sandra Gómez, que desfilará en la ofrenda mañana mismo con su comisión Rosario-Plaza Calabuig. Ellka misma se considera fallera desde siempre y desde el principio participa en las actividades de su falla.
Algo similar le ocurre a Fernando Giner, portavoz de Ciudadanos, que pertenece a la falla Almirante Cadarso-Conde Altea. También saldrá en la ofrenda, pese a tener problemas en una pierna, acompañado, como hace siempre, de su hija. Y en su calidad de candidato está recorriendo casales todos los días.
La candidata del PP, María José Català, siempre ha sido de la «filà» cristiana «Dames de Na Violant» de Torrent y ahora está metida de3 lleno en las Fallas, conociendo de primera mano los casales y estrechando lazos con el cuerpo de la fiesta.
Pero la más singular de todos y todas ellas es María Oliver, portavoz y candidata de Podemos. Ella es montadora de fallas, ha ganado premios en Experimental y este año ya ha participado con sus hijos en el montaje de la falla Castielfabib-Marqués de San Juán, en Campanar. Y si se escapa algún día es para seguir disfrutando de las fallas en su pueblo.
