Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un sector en crisis

El cierre de talleres amenaza con que las fallas no encuentren artistas

Las comisiones pueden tener problemas para encontrar talleres de nivel medio-alto

Falla Alquerías de Bellver-Garbí, una de las últimas plantadas por Emilio Miralles antes de cerrar. m. d.

El cierre del taller de Emilio Miralles, desvelado por este diario, ha vuelto a abrir la caja de los truenos en el mundo profesional de los artistas falleros, que empiezan a anunciar la nueva situación que se avecina: la falta de oferta de talleres capacitados para asumir trabajos. Tanto los de alta responsabilidad como los de tipo medio. La primera de las conclusiones a las que se está llegando es que, en una gruesa banda económica, perteneciente a la «clase media», faltan artistas.

«No puedo decir cuantas comisiones me han llamado en estos días, pero muchas. Y eso es, y es lo que me sabe mal, por culpa de la cantidad de compañeros que se han quedado por el camino, que han cerrado el taller y que han dejado mucha oferta. No sé cómo acabarán las contrataciones a lo largo de estas semanas, pero se están notando cambios». Así describe la situación Raúl Martínez, uno de los promotores del movimiento «Volem Falla» y, sobre todo, un artista que, de momento, dispone de un taller que «funciona».

La salida de Emilio Miralles ha sido un aviso alarmante en el sector porque no se trata de un artista que estuviera en problemas económicos o que se hubiese «estrellado» profesionalmente. No le faltaba trabajo: en los últimos seis años siempre ha plantado un mínimo de cinco fallas. Pero, tal como anunció el pasado sábado, prefería cerrar antes de verse abocado a la inviabilidad y porque, textualmente, «quiero vivir». A su caso hay que añadir el de Toni Fornes (se marcha a trabajar a Colombia), Jordi Fresquet también ha anunciado el cierre de su taller y lo mismo ocurriría con Hernández Clemente. También se ha completado el adiós de José Manuel Felip... «estamos hablado de talleres que plantaban muchas fallas y que ahora se quedan huérfanas. Muchos artistas han redirigido sus carreras. Y otros que perviven han decidido contratar menos. Incluso hay talleres que, en 2019, han llegado a la conclusión de que no había que perder la cabeza, han plantado menos cantidad y no les ha ido tan mal».

«Entre ocho y diez cierres»

La misma sensación que comparte el maestro mayor, José Ramón Espuig. «Este año calculo que van a cerrar entre ocho y diez talleres. Y hay muchos tenemos claro que vamos a reducir la cantidad de fallas porque más trabajo no es más beneficio. No sé qué va a pasar durante estas semanas. ¿Sensación de que falten artistas? Sinceramente, ojalá pasara eso porque sería el primer paso para poner el valor nuestro trabajo».

«En cinco años han cerrado más de 24 talleres. Pequeños o grandes, mejores o peores, amateurs o profesionales por no poder mantener una relación precio/producto adecuado» aseguraba ayer Raúl Martínez, dentro de ese debate generado por el shock que ha supuesto el cierre de Emilio Miralles.

«Una muerte anunciada»

«Era la crónica de una muerte anunciada, pero parece ser que la mayoría de comisiones no se enteraba al haber tanta abundancia de artistas kamikazes» era una de las reflexiones de Dora Piles.

Ya la pasada semana, el portavoz del Gremio de Artistas Falleros, Ximo Esteve, anunció durante la visita del Grupo Municipal Socialista que «los grandes talleres no tienen intención de firmar tantas fallas, porque se están dando cuenta que más cantidad de trabajo no les va a dar más rendimiento.». Sirva el caso de los grandes. El pasado ejercicio, la Sección Especial apenas registró un cambio (Exposición) respecto a 2018 y para la edición de 2020 la tónica parece que va a ser la misma: asegurar el artista que se tiene.

Los argumentos, dentro de la discusión, hablan del exceso de oferta que estaría generando el Grado Superior, algo que los artistas que están surgiendo de estos cursos rechazan. Es cierto que una parte importante de ellos se están haciendo cargo de fallas de bajo coste para «romper mano». Tal como dice Raúl Martínez, «Muchos están ocupando un espacio que también es necesario». Uno de los que salió al paso es Gary Paniagua, quien asegura que "comos un colectivo al que se nos está echando la culpa de todos los problemas falleros y para los que lo hemos hecho, es como llevar una sombra sin tener la culpa. Se nos desprestigia en comparación a otros compañeros de oficio». El maestro mayor (cuyos artistas agremiados ejercen de profesores) es especialmente severo: «estos graduados no salen preparados para crear infraestructura de taller. Necesitan años por lo menos de trabajar en uno de ellos para conocer de verdad sus entresijos. Es casi como la residencia para un licenciado en medicina».

«Firmaremos y todo acabará»

Otros parecen resignados, como Paco Giner, que cree que el problema se seguirá aplazando. «ahora cuando firmamos todos se volverá a acabar el problema hasta el año que viene...y así todos los años hasta que "pete". Que, por cierto, no queda nada»

Compartir el artículo

stats