Mar y montaña. Sara Navarro procede de un padre de Camarillas (sierra turolense, como tantas otras falleras, como tantas otras familias valencianas) y una madre de Vinaròs. «Tenían amigos en común y se conocieron en el pueblo de mi padre. Eran muy jóvenes. Y hasta ahora. Veraneo en los dos sitios». Ambos se asentaron en València, se casaron, crearon una familia y como vivían cerca, Sara es fallera «de toda la vida» en Virgen de la Cabeza. «Al tener la casa muy cerca todo es fácil». Dos falleras en la corte ha tenido su comisión a lo largo de la historia, Begoña Marco y Carolina Barranco. Ella consiguió el billete a la gran final jugando en casa: fue su comisión quien organizó la preselección. «¿Se puede definir con una palabra? Pues esa es orgullo. Por todo el esfuerzo y el empeño que pusieron en organizarlo, en organizarlo bien y que fuera acompañada por el hecho de que yo saliera. Me sentí muy cómoda y muy feliz.
Está finalizando Magisterio de primaria en la Especialidad de Audición y Lenguaje. «Es una rama que está poco demandada, pero que también es muy necesaria. Tratamos la educación para niños con dificultades en el aprendizaje. Dislalias, disfemia, problemas en la lectura y la escritura, de audición... voy a acabar ya». Tiempo habrá para la oposición. La «super» de este año aún no le ha tocado. «Ahora se abren las plazas. Ojalá tenga suerte». Con 24 años que cumplió en enero ya era fallera mayor de la comisión. «Es algo que siempre tienes ahí, que lo planteas. Que si no es por estudios puede ser por trabajo... pero vino. Apareció. Aproveché, tuve el apoyo de mis padres, mis amigos, mi pareja...» y, de momento, hasta aquí.
En materia de fiestas tiene la triple corona, pero reconoce que le falta la que hace honor a su origen vinarossenc. «He vivido las Fallas desde siempre, he sido fallera mayor, he vivido las Hogueras de Alicante por el hermanamiento; por amistades también he vivido de cerca la Magdalena... pero me falta estar desde dentro en el Carnaval. Sí: lo he probado como espectadora, desde fuera, pero me falta estar al otro lado».
«Me gusta mucho viajar. Hubo un momento de mi vida que pude compaginar el viaje con el estudio. Hice un intercambio con una familia en Boston». Y ahí empezó su diáspora. «Mi hermano se fue a vivir hace poco a Amsterdam en busca de trabajo... todo ayuda a la formación. No hay nada como ver mundo».
Y preferiblemente, en buena forma. «He llegado a nivel de 10K. Es mejorable». También alcanzar la corte es una carrera de fondo. De momento, lleva un buen promedio.
