Por apenas unos meses, Andrea Cea Blanco no es la más mayor del grupo de trece embajadoras de la fiesta para 2020. A sus 27 años, afronta el tramo final de su gran carrera fallera, la que inició cuando su madre la bajó a la falla «de abajo de casa», Carteros-Litógrafo Pascual y Abad, y que la ha hecho feliz, porque la felicidad, en las casas no pretenciosas, sabe mejor. «No puedes imaginarte. Para la comisión ha sido increíble. Habíamos tenido una infantil en 2010, pero nunca una mayor. Somos una falla pequeña, de barrio, que cuando se lleva una sorpresa así, es algo increíble». Orgullo de falla y de barrio el suyo. Tanto, que no lo abandona ni para ir a trabajar. Es profesora en el colegio Concha Espina. «Están muy contentos. Cuando, después de ser elegida, entré en el aula de sexto todos se pusieron a aplaudir». Con la particularidad de que «claro... en las aulas hay muchos niños de la falla. Y los veo y los conozco». Hoy juega con ellos y mañana les exige en el examen. Una cosa es ser maestra y estar todavía en la itinerancia de bolsas y sustituciones. Otra es ser fija, como es ella. «En principio, mientras pueda compaginarlo, lo haré. Si no, plantearemos alguna que otra solución. Sé que, en algún momento, tendré que parar».
«En la familia estamos muy unidos. Todo lo que soy y lo que es mi hermano se lo debemos a mi madre, Amparo. Somos lo que ha luchado por nosotros. Se lo debemos todo». Su padre faltó cuando tenía nueve años. Esto, unido a otros reveses es el argumento por el que, en su perfil del pasado día 9, hablaba de las pruebas a las que la vida le somete desde niña y que la hicieron madurar. «Claro que me acuerdo de él. A esa edad ya tienes recuerdos». Pero está muy arropada. «¡Tanta gente que me ha felicitado! En la falla, los amigos, familia que tengo en Alicante...» y uno de los síntomas habituales cuando una sale elegida: «la cantidad de gente, incontable, que me ha pedido amistad por facebook».
Andrea lleva tiempo sonriendo ante el futuro. Superó la prueba de la Fonteta y sigue sorprendiéndose de que ella fuera de las que tenia una candidatura más sólida. «Es que vosotros lo veis desde fuera. Nosotras estamos en un proceso con muchas personas, muy válidas, que tienen la misma ilusión que tú, que están tan metidas en la falla como tú... no es que una "no se vea", sino tú te ves con posibilidades, pero lo haces rodeada de más gente que también piensas que las tienen. Por eso parece fácil, pero no lo es». Andrea, sin embargo, ha tenido la virtud de hacer fácil lo difícil.
