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Fallera mayor a 347 kilómetros

Isabella Moreno, de 5 años y vecina de Villalbilla, en Madrid, viaja cada fin de semana al Perellonet para ejercer su reinado

Fallera mayor a 347 kilómetros

Isabella Moreno, de padre francés y de madre valenciana, es la fallera mayor infantil de la Falla Grup de Peixcadors del Perellonet, pero la peculiaridad de su historia radica en que disfruta de su reinado con tan solo cinco años y reside en Madrid.

Desde su exaltación en octubre hasta el mes más fallero del año, en marzo, ha recorrido cada fin de semana casi 800 kilómetros junto a su familia desde Villalbilla, un municipio próximo a Alcalá de Henares, hasta el Perellonet, donde debe de cumplir con los pertinentes actos falleros y, el domingo, volverse a Madrid para seguir con su vida diaria.

Su madre, Verónica, con esa voz dulce y tierna que se les pone a todas las madres cuando hablan de sus hijos, asegura que fue la propia Isabella quien les pidió ser fallera mayor infantil: «No había fallera mayor en nuestra comisión y fue ella quien nos lo propuso, después de que su hermana mediana no estuviera muy convencida para aceptar el cargo. Nos reunimos con el presidente para explicarle el caso de Isabella y aceptó por la ilusión que tenía mi hija». Su comisión, la Falla Grup de Peixcadors del Perellonet, de más 150 falleros, está encantada con el reinado de Isabella Moreno porque la pasión por las fallas viene de sus abuelos maternos, que han vivido las fiestas josefinas desde siempre en el Perellonet. En ese sentido, la historia de Isabella deja constancia de que la ilusión por ser fallera mueve montañas: «Da igual la edad que tenga la fallera si el sentimiento por vivir las fallas es tan fuerte como lo tiene Isabella, aunque creo que no hay que obligar a los niños a vestirse ni a apuntarse a una falla», expone Verónica.

«Ha sido un año duro después de tantos viajes y tanto actos, pero ella era quien insistía en que quería vestirse y yo le acompañaba porque me encantan en fallas», afirma después de exponer el caso de su hija mediana, que es más fallera de «tirar petardos que de vestirse».

Su madre, que tiene tres hijos contando a Isabella, también cuenta que, además del gasto de gasolina, el problema de logística para la distribución familiar se acentuaba cada fin de semana que había una acto: «Había días que bajábamos toda la familia a València, otras veces mi marido se quedaba con los otros dos hermanos y veníamos ella y yo en el coche». Durante esos largos viajes, Isabella no se dormía por el nerviosismo que le inundaba su cuerpo para llegar al Perellonet y ponerse los moños y los vestidos de huertana y valenciana: «Aprendí a hacer moños porque todos los peluqueros a los que fui de pequeña me hacían daño y ahora yo se los hago a mi hija», expone Verónica, quien también cuenta que estudió moda y le ha realizado los vestido a su hija: «Creo que dentro unos años repetirá reinado porque tiene pasión por las Fallas».

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