Las calles del centro histórico de València se han convertido en un museo de Playmobil al aire libre. Y su autoría se va desvelando. Se había atribuido, por acciones similares previas, al artista urbano Victin. Pero no: se trata de la marca de Street Art "Patufalla" del escenógrafo Pau, un habitual desde hace años en los talleres falleros y especialista en este tipo de acciones de arte callejero en versión falla. Son escenas de falla, gags, completas, pero ahora no en el suelo, sino pegadas a las paredes. Y se está convirtiendo en un atractivo y un motivo para callejear. El ingenio está puesto al servicio del divertimento y empieza a convertirse en un juego peatonal.

No hay distrito que se libre, pero son especialmente visibles en el Carmen y en la Seu. Allí, debajo de los rótulos de las calles (sin tocarlos, pues algunos de ellos, además, son centenarios), "Patufalla" ha pegado unas chapas de madera, en cuyo interior, a su vez, hay un «Click» interactuando con otros elementos. Que pasan a ser una metáfora o un mensaje directo. Arte de fácil interpretación que se convierte en carne de curiosidad aunque algún incívico ha arrancado alguna de ellas. Son escenas de falla repartidas por toda la ciudad y, evidentemente, no en el suelo, sino en altura.

Muchos son los ejemplos, puesto que el número de calles y plazas participantes es grande. En la plaza del Correo Viejo hay un cartero con su furgoneta. El Reloj Viejo es eso: un reloj que está siendo arreglado. En Corretgería, un «click» con cinturón y en Bolsería, otro con dos bolsos.

Hay alguna con alegorías al entorno. Por ejemplo, Músico Peydró, que se simboliza con un vendedor de cestas, que es el negocio más característico de la vía. Y más rebuscado es Guillem de Castro, con un cuerpo humano en construcción, en referencia al antiguo Hospital de Otros son ingeniosos, como el de pequeño tamaño para la calle Baja o la familia que conforma la calle de Belén.

Los playmobil se han pegado en una chapa de madera y, a su vez, éstas se han fijado en la parte alta de las paredes, con la intención, no siempre consegida, de que no se arranquen. Y están junto a las placas identificativas de cada calle o plaza para que interactúen. Se han convertido en motivo de visita para apreciar la originalidad de cada creación. De izquierda a derecha, alegorías que se han puesto en la plaza del Correo Viejo, Horno de San Nicolás (con el santo y los colores rojo y blanco que recuerdan a Papá Noel), el Carrer de la Creu -con la imagen religiosa incluida- y Calatrava (con un obrero y la Ciudad de las Artes y las Ciencias).