Con diferentes simbologías, las Fallas, la quema de hogueras o muñecos, no son una exclusiva de València. Eso es algo plenamente asumido. La despedida del invierno y la Cuaresma extienden el rito del fuego en numerosas latitudes del planeta, aunque haya sido en las Fallas donde haya obtenido su sublimación.

El "cap i casal" tiene una Meditadora presta para ser quemada como final de los rigores de la pandemia. Sin haberla derrotado completamente, en Kaluga, una región de la Rusia occiental, en la ruta hacia Bielorrusia, el pueblo ha quemado su particular meditadora dentro de los festejos de la Maslenitsa. No en forma de mujer pero sí con mascarillas. Un gigantesco castillo realizado con heno que simbolizaba al coronavirus, que reunió a su alrededor -en un parque nevado- a miles de personas. El "Castillo del Coronavirus" ardió de forma espectacular por estar realizado todo con materias naturales (paja, madera, yesca...) y tenía cierta razón de ser arquitectónica.

A lo largo de la geografía rusa, efigies de diferente tipo arden en estos días dentro de los ritos de cambio de estación, extendidos también a numerosas culturas de la Europa septentrional, donde el frío es aún más acusado en un Mediterráneo en el que el fuego ha conseguido esa máxima expresión.