«Soy la única de la familia en el mundo sanitario: ni mi padre ni mis tíos ni los primos». Ha tenido que pasar una generación para continuar la saga del que fuera doctor Juan María Buigues, dermatólogo de la calle de la Paz. Beatriz es enfermera de cuarto año. Acabando el camino. Por su condición de estudiante se libró de trabajar en zona de riesgo. «Continué la docencia on line». Pero, siguiendo el ritmo casi natural, ya ha pisado sala. «He trabajado este verano en consultas externas de pediatría de la Casa de la Salud. Había hecho allí las prácticas. Este curso tengo primero un intensivo de clases hasta octubre y luego prácticas hasta junio, en que me gradúo». Si lo permiten las exigencias del cargo.
Es de Marqués de Solferit porque «es la de las amigas del colegio de toda la vida. Yo era la típica niña que le decía a sus padres «¡apúntame a la falla!» y que le contestaban «¡Saca buenas notas y te apuntaremos!». Y lo hicieron porque sacó buenas notas. «No me dio tiempo a ser fallera mayor infantil porque me apunté más mayor». Algo que luego ya no le pasó para ser fallera mayor, al cumplir 25 años. Es mucho de pisar casal. «Siempre he estado muy vinculada a la falla. Sobre todo cuando empecé a ser más dueña de mí misma, con 14, 15 años. Y participar tanto sin que la familia sea de apuntarse, de estar en el casal, sino como espectadores... quizá me hace especial». Sigue en forma esta comisión de Quart de Poblet después del éxito rotundo de Sofía Soler en 2016 y la continuidad de Patricia Navarro en 2017. Nadie puede saber qué habría pasado en otro escenario, pero el discurrir del destino ha jugado a su favor. «La idea era que si teníamos fallas, acabábamos. Me encantaron las Fallas de Septiembre y pudimos cerrar el ciclo». Ahora empieza otro ciclo de valor incalculable.
