La exaltación de las falleras mayores de València han dejado una imagen, especialmente en el caso de la infantil, incomprensible e inadecuada a partes iguales: numerosas butacas vacías.

A lo largo del acto de homenaje a Nerea López llamó la atención la cantidad de "calvas" que había y, además, en todas las partes del patio de butacas. Ausencias que también se produjeron, aunque fuera en menor cantidad, en el acto de las mayores. Todo ello, a pesar del carácter tan especial que tenía este año, al ser las exaltaciónes "del retorno".

Fuentes consultadas ante la Junta Central Fallera confirman dos aspectos importantes: que no había limitación de aforo. Es decir, todas las butacas podían ser ocupadas. Y que las entradas se repartieron todas.

¿Qué ha ocurrido entones? Que los beneficiarios no las han ocupado y tampoco las han entregado a terceras personas. Porque las localidades no son ni personales ni intransferibles. El reparto se hace a diferentes estamentos. El fundamental es a comisiones de falla (todas las falleras mayores y presidentes pueden asistir), a familiares de las trece falleras, protocolo de instituciones oficiales, empresas patrocinadoras y otros compromisos. Incluso en caso de contagio de la persona beneficiaria, el asiento podría haber ido a parar a otra persona.

También llamó la atención la gran cantidad de ausencias en el patio de butacas reservado a falleras mayores e infantiles. Lo que, tradicionalmente, es una alfombra de niños y niñas ataviados con el traje tradicional, en esta ocasión se alternaba con una inusitada cantidad de vacíos, que podrían explicarse en posibles ausencias por contagios, siendo éstas localidades, estas sí, muy difíciles de reemplazar.

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Detalles para el recuerdo de la exaltación de las falleras mayores Fotos de Germán Caballero, Miguel Ángel Montesinos, Armando Romero (JCF), Avan y de las comisiones

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Que estos vacíos se produzcan en el acto infantil no es extraño. Siempre es un acto menos cotizado y siempre hay invitados que o finalmente no acuden o abandonan el asiento. Pero aún es más llamativo que hubiera una cantidad más que respetable de asientos vacantes en el caso de la mayor, tratándose de un evento que, en sus ediciones del Palau de la Música, se caracterizaban siempre por el lleno absoluto. Hasta el punto que siempre había una determinadad cantidad de personas que conseguían entrar y aguardaban a la segunda parte para ocupar los asientos de la corte de honor, que quedaban vacíos.

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Las emociones de la fallera mayor y la corte 2022 antes y después de la exaltación Moisés Domínguez