Arqueología a contrarreloj en la Cova del Bolomor

Durante quince días, un equipo de voluntarios dirigido por Josep Fernández Peris excava en la cripta para encontrar el mayor número de restos posibles

Por la tarde, los miembros limpian el material y lo documentan

Excavaciones en la Cova del Bolomor.

Excavaciones en la Cova del Bolomor. / Saray Fajardo

Saray Fajardo

Saray Fajardo

En 1989, el arqueólogo Josep Fernández Peris se adentró por primera vez en la Cova del Bolomor, una de las criptas más antiguas de España y de Europa, que está situada a dos kilómetros de la localidad de Tavernes de la Valldigna. En aquel momento, el actual director de la excavación no se podía imaginar todos los hallazgos que su equipo encontraría a lo largo de estas tres décadas. El más reciente se produjo el año pasado, cuando descubrieron el primer fragmento facial de un preneandertal.

Cada verano, un equipo formado por 14 o 15 voluntarios, bajo la dirección de Peris, se adentra en este lugar en busca de su "particular tesoro". A lo largo de quince días, el equipo, compuesto por estudiantes o licenciados en Historia y Antropología, se divide el trabajo para aprovechar al máximo el poco tiempo del que disponen. "Es una lucha a contrarreloj. Si no fuese por ellos, esto no sería posible", reivindica el director, quien reclama más ayudas a las instituciones. "Sería importante tener subvenciones no sólo para el proceso de excavación, sino que también se saquen becas para la investigación con el fin de que el material no quede almacenado. Ahora estamos recibiendo ayudas del Museo de Prehistoria de València", indica.

El equipo de excavación.

El equipo de excavación.

Actualmente los voluntarios se encuentran excavando el nivel 15, que tiene unos 300.000 años. Desde las nueve de la mañana y hasta las dos de la tarde, el sonido de las picoletas inunda el lugar. Cada voluntario trabaja en una sector de la parcela establecido previamente. "La parte que estamos trabajando ahora es bastante dura", explica la zaragozana Laura Lázaro, una de las voluntarias, quien está equipada con sus guantes y ropa cómoda. No es la primera vez que trabaja en una excavación, ya que Lázaro ya ha estado en proyectos similares en anteriores ocasiones. "Debemos ir con mucho cuidado, ya que tenemos que respetar la posición de los materiales. Estos son los que nos aportan la información y, por lo tanto, si los desplazamos, perdemos el contexto", explica la joven, quien expone que "vamos viendo el material que sale y si cambia el color o la textura a la hora de analizarlo".

Trabajo de laboratorio

Una vez recogido el material hallado en la cueva, el equipo anota los hallazgos en una libreta. Aunque el trabajo de campo finaliza sobre las 14 horas, las investigaciones continúan por la tarde en una localidad cercana. "Este es el trabajo de campo, pero luego viene el trabajo de laboratorio", explica la joven. Concretamente, los miembros se encargan de limpiar el material y documentarlo. "Me sorprende la cantidad de material que hay en este yacimiento. Siempre están saliendo huesos. Por ejemplo, hace un par de días encontramos un hueso que parece una tibia de cabra entera, en perfecto estado de conservación", indica la joven, que se considera una apasionada de la época del Paleolítico.

Las excavaciones se prolongarán hasta el próximo 4 de agosto. "Hay materiales que, cuando los encontramos y hacemos el levantamiento, ya sabemos que son importantes, pero otras no y, por lo tanto, tarda un tiempo en salir a la luz el descubrimiento", reivindica el director de la excavación. "Depende del nivel en el que trabajemos, aparece una fauna u otra. El nivel de ahora no es muy cálido, por lo que estamos encontrando animales de talla mediana", indica. Sin embargo, en la parte más alta de la cueva, el equipo puede hallar restos humanos.

5.000 elementos

El director de la excavación reconoce que se pueden llegar a encontrar 5.000 elementos, aunque no todos se estudian en profundidad. "Se van seleccionando y se van estudiando según las circunstancias y para rentabilizarlo. Tras los hallazgos, vamos cambiando la planificación", afirma. Aunque el equipo empezó a investigar hace 35 años, todavía podrían excavar 50 años más. Los hallazgos más importantes se exponen en algunos museos, mientras que el resto se almacena. "Sin duda, hay mucho material para investigar durante muchos años", concluye.

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