La gran fiesta del fuego de Paterna, que revive cada año en la madrugada del último domingo de agosto al lunes, desde hace casi siglo y medio, en la calle Mayor, ha de mantenerse en el futuro con dos grandes premisas: la misma intensidad a lo largo de todo su desarrollo y la máxima seguridad para las personas que participan. Así lo consideran todas las entidades e instituciones involucradas en la Cordà de Paterna: el movimiento asociativo que representa Interpenyes, que preside Cèsar Andreu; los órganos consultivos como la Comissió Tècnica del Foc y el Consell Sectorial, que lidera el Coeter Major Vicent Pla 'Curro', y el propio ayuntamiento.

La seguridad está "más que probada" después de décadas haciendo hincapié en ese asunto desde todos los sectores. "Esta vez incluso pudimos aguantar al público cinco minutos para supervisar bien que todos los cajones estuvieran vacíos", explica Cèsar Andreu de Interpenyes.

Para el segundo aspecto, más técnico, intervienen diversos factores. Para lograr una Cordà potente y que no pierda intensidad el principal ingrediente necesario "es el equipo humano". "Y de eso vamos sobrados", asegura Vicent Pla 'Curro' al contar la ciudad con varios centenares de tiradores experimentados. «Los jóvenes que se incorporan por primera vez están igualmente preparados porque tienen detrás mucha escuela», añade. La Escoleta del Foc así como la 'cordà' querubín, infantil y juvenil, en los años previos, permiten que su bautismo de fuego en la Cordà les pille experimentados. «Antes no era así. Debutabas ya en la grande y allí tenías que aprender», indica Curro. "Mi sobrino entraba por primera vez y sí, estaba nervioso, pero su comportamiento fue el de un tirador experto", explica César Andreu. A la experiencia se une la conciencia de que "hay que actuar como un equipo y seguir los pasos", que se van marcando.

Otro elemento "fundamental" para lograr una Cordà con intensidad sostenida es el tipo de cohete. En este sentido, Paterna los ha cambiado en los últimos años pero en este ejercicio aún afinó más la compra. Según el alcalde, Juan Antonio Sagredo, en el pliego de condiciones que sacó a concurso el ayuntamiento para adquirir el material pirotécnico, se incidía en la necesidad de un cohete rápido y potente, en lo que se refiere a 'coetons' y 'femelles' "y eso se ha notado este año".

El tercer factor, y uno de los más importantes, es el tiempo que dura la Cordà. "No tiene que ser superior a 20 minutos porque así garantizamos la misma intensidad todo el tiempo", indica el Coeter Major. Para ello, este año la sincronización fue máxima. Para empezar, la Cordà comenzó más que puntual, cuando aún faltaban dos minutos para la una y media de la madrugada. "Y 18 minutos más tarde fuimos a la sede de 'cazadores' (en medio de la calle Mayor) para coger las bengalas rojas. Calculamos que cuando cada grupo comenzaba a quemar el tercer cajón, era el momento de ir para allá», indica Andreu. Y así la bengala roja pasó a los 20 minutos, como indicativo de que había llegado el final. «La gente cumplió y quemó todo lo que le quedaba", narra Pla.

Otro aspecto en el que incide este experimentado tirador, que en la madrugada del lunes cumplía medio siglo de 'cordaes', es el desarrollo y el final. "Este año hemos recuperado el paso de las bengalas rojas desde la plaza Mayor hasta Quatre Cantons, como se hacía históricamente. Así, el público vio cómo la Cordà se iba apagando de una parte a otra y eso aun realzó más toda la parte anterior", informa. Tres bengalas rojas anunciaron el final tras veinte minutos de estruendo ininterrumpidos.

La Cordà de la madrugada del lunes reunió todos estos ingredientes casi con precisión milimétrica, lo que ha dejado una gran satisfacción en aquellos que la proyectaron, quienes consideran que ha de servir de base para seguir en esa línea en los años próximos.