En el comercio local estábamos acostumbrados a políticos muy normales: responsables a los que se les llenaba la boca cuando hablaban de las virtudes del pequeño comercio que siempre nos decían "yo sólo compro en los comercios de mi barrio".

Sin embargo, cuando llegaba la hora de legislar los grandes operadores se llevaban todo el pastel de las desregulaciones (aperturas en festivos, rebajas...) y a los pequeños nos dejaban las migajas y nos decían "es el mercado, amigo".

Nunca sentimos que nuestros intereses fueran tenidos en cuenta, veíamos que el foco estaba siempre puesto en los grandes, en los que pueden permitirse actuar como lobbies y presionar para conseguir sus objetivos. Nos hemos sentido mil veces ignorados, ninguneados y olvidados.

Jamás se ha valorado el empleo que generamos, la riqueza local que aportamos y los beneficios no económicos que produce un comercio asentado en el territorio que da servicio y vida a nuestras calles. Ese patriotismo valenciano que muchos políticos enarbolaban, se diluía siempre al legislar.

Porque lo que siempre ha primado ha sido el culto al gran capital, el titular de grandes inversiones, la noticia de miles de puestos de trabajo, en realidad espejismos de falsa riqueza que escondían que el beneficio de esas empresas suele irse del país, que los "puestos de trabajo" son en realidad contratos de 10 horas semanales y que las grandes inversiones suelen ser más "pelotazos urbanísticos" que inversiones a largo plazo que beneficien al territorio donde se asientan.

Desde hace tres años, por primera vez hemos tenido interlocutores políticos que conocen perfectamente el sector: políticos que pisan la calle y no legislan desde su sillón y que, verdaderamente, han sido sensibles a las necesidades del sector comercial local valenciano. Han legislado, han dialogado con grandes y pequeños, han llegado a acuerdos, han intentando por mil vías diferentes establecer un equilibrio comercial que no niega ninguna fórmula pero que no abandona al comercio local. Políticos que hacen lo que defienden ¡¡qué desconcertante!!

Desde luego, no estamos acostumbrados a políticos como Natxo Costa: quizás sea políticamente incorrecto pero ideológicamente es intachable.