Loa y sátira en la Resurrección de Torrent

Torrent. 10.40 horas del Domingo de Resurrección. El sonido de una corneta marca el inicio de la alegría. Cristo ha resucitado. Se disparan tracas en señal de júbilo. Los centenares de hermanos que se arremolinan junto a la Torre, formando una marea multicolor con sus vestas, se quitan los capirotes. La Carxofa se abre en lo alto del cielo dejando libres a las palomas que anuncian la buena nueva. También vuelan miles de aleluyas, unas papeletas de colores con textos poéticos.

Un libro publicado por el Ayuntamiento de Torrent, bajo la dirección del cronista local José Royo, repasa la historia de las Aleluyas. La publicación ha recopilado las aleluyas de las últimas tres décadas, así como algunas de las que se lanzaron al cielo cada Domingo de Resurrección de los cuarenta, cincuenta y sesenta. 

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Si bien tirar aleluyas cada Domingo de Resurrección no es un acontecimiento exclusivo de Torrent, sí lo es la singularidad de su contenido. Se trata de textos poéticos impresos en papeletas de multitud de colores. Tal como relata José Royo, las aleluyas representan «una síntesis histórica» de lo que ha sido y es la Semana Santa de Torrent, sus protagonistas, la Junta Central de Hermandades, las cofradías o sus pasos procesionales. «Son testimonios efímeros de una fiesta genuinamente torrentina», asegura. 

Pero los aleluyas también recrean, de manera satírica y burlesca, la vida social, política y religiosa de la ciudad de l’Horta Sud. «Son la expresión libre y democrática de las ideas. Todo visto desde un punto de vista satírico y burlesco, pero con la sana pretensión de no molestar ni herir sensibilidades de quien se habla en las aleluyas», explica Royo. 

Su origen tenía como principal reclamo ensalzar a la Reina del Encuentro de ese año, así como de sus camareras, y con el paso de los años, de sus pajes. Royo indica que las composiciones «resaltaban la belleza, la simpatía o la ternura» de la joven que centraba todas las miradas el Domingo de Resurrección. Así, el cronista ha rescatado un aleluya de 1946, dedicada a Emilia Puchol, la Reina del Encuentro de aquel año. «Tan graciosa com modesta i radiant com el viu sol, Està Emilieta Puchol, la reina de tan gran festa: Candorosa, pura, honesta fragant como una rosa fina. És sa cara tan divina que quan la va crear Déu el títul li va donar de Belleza Torrentina».

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Con el paso de los años, los autores de los Aleluyas, firmadas con iniciales como XIP, JRM, SMA, KEL, Cucafu, Xuanx o Asustat, han ido ampliando el abanico de los protagonistas de sus textos. Ya no solo la Reina del Encuentro se lleva las loas. Problemas de la propia fiesta, como el ruido que generan los ensayos de las hermandades o los recorridos de las procesiones; así como novedades de hermandades, pasos y banderines, se mezclan con la crítica local: planes planes urbanísticos, la gestión de los alcaldes Jesús Ros, José Bresó, María José Català y Amparo Folgado, las excavaciones en la Torre o la antesala electoral han volado en forma de papeleta de color desde la Carxofa.