Guerra en Oriente Próximo

Israel negocia con EEUU la invasión de Rafah con Irán como posible moneda de cambio

Desde hace semanas, Biden ha tratado de prevenir la invasión de esta ciudad del sur del enclave, preocupado por la potencial masacre de civiles y la posibilidad de que el Estado judío la aproveche para expulsar al Sinaí egipcio a cientos de miles de palestinos

El Ejército israelí en una imagen de archivo.

El Ejército israelí en una imagen de archivo. / EFE

Ricardo Mir de Francia

Oriente Próximo vuelve a ahogarse en un mar de especulaciones a la espera de los próximos movimientos de Israel en Gaza y su esperada respuesta a las represalias iraníes sobre su territorio el pasado sábado. La prensa hebrea publicó este jueves que el ejército israelí ha desplegado nuevas baterías de artillería y blindados para el transporte de tropas en la periferia de la Franja, solo unos días después de que movilizara a dos brigadas de reservistas llamadas a regresar al enclave. La concentración de fuerzas podría ser el preludio de la invasión de Rafah prometida por Binyamín Netanyahu, un asunto que sus lugartenientes debían abordar durante la jornada con la Administración Biden. La Casa Blanca lleva meses rechazando el asalto sobre el sur de Gaza, pero el ataque iraní ha concedido a Israel nuevas bazas en la negociación con las que aparentemente no contaba.

Uno de los rumores de la jornada partió del diario qatarí ‘The New Arab’. Citando una fuente oficial egipcia, aseguró que Washington habría aceptado la incursión israelí en Rafah a cambio de que su respuesta sobre Irán sea limitada. “Netanyahu ha conseguido obtener la aprobación estadounidense para una operación militar en Rafah a cambio de que Israel se abstenga de lanzar una operación a gran escala contra Irán”, afirmó esa fuente anónima. Se esperaba que representantes de ambos gobiernos abordaran el asunto mediante una conversación virtual durante la jornada. Una reunión tuvo que aplazarse hace unos días a raíz del insólito ataque aéreo iraní de la semana pasada, en el que EEUU y otros de los aliados de Israel desempeñaron un papel crucial para interceptar la mayoría de misiles y drones lanzados por Irán.

Rafah es el único de los pueblos y ciudades de Gaza que no ha sido arrasado todavía por Israel en su respuesta a la matanza de Hamás del 7 de octubre. Allí se refugian cerca de 1,5 millones de palestinos, expulsados por las tropas israelíes del resto de la Franja. Desde hace muchas semanas, Biden ha tratado de prevenir la invasión de Rafah, preocupado por la potencial masacre de civiles que podría desencadenar y la posibilidad de que el Estado judío la aproveche para expulsar al Sinaí egipcio a cientos de miles de palestinos. No es una teoría conspiratoria, sino uno de los planes oficiales que ha barajado estos meses el Gobierno de Netanyahu.

Egipto redobla la seguridad en la frontera

Egipto forma parte esencial de la ecuación en Rafah y estaría siendo informado por Tel Aviv de sus intenciones. El Cairo ha redoblado su presencia militar a lo largo del corredor de Filadelfia, la zona de seguridad de unos 100 metros de amplitud que recorre sus 14 kilómetros de frontera común con Gaza. El régimen de Abdelfatah Al Sisi, que está haciendo negocio con la desesperación de los gazatíes, obligados a pagar sobornos desorbitados en la aduana egipcia para poder escapar del infierno en la Franja, ha descrito la operación en Rafah como “una amenaza para la seguridad nacional” egipcia, temeroso de que pueda dar pie a la deportación de miles de palestinos a su territorio.

Israel insiste en que es necesario entrar en Rafah porque allí se esconderían las últimas cuatro brigadas de Hamás prácticamente intactas hasta la fecha, según la evaluación de sus militares. Para Netanyahu podría ser una cuestión de vida o muerte, políticamente hablando, ya que las facciones de extrema derecha en su Gobierno amenazan con saltar del barco si no cumple su promesa de tomar Rafah.

Su Ejército ha confirmado que tiene 40.000 tiendas de campaña preparadas para evacuar a parte de los palestinos que siguen en el sur de Gaza, uno de los requisitos de EEUU. Las dimensiones de la potencial ofensiva se desconocen, aunque Axios publica que los planes que Israel habría presentado a la Casa Blanca incluyen también una "operación gradual y lenta" en algunos barrios de Rafah que serían evacuados previamente. Es decir, que no necesariamente entraría como un elefante en una cacharrería, la tónica de estos meses.

La tensión en el frente iraní

En el frente iraní, también los rumores son la nota dominante. Israel ha dejado claro que responderá, lo que falta saber es el cómo y el cuándo. Fuentes estadounidenses citadas por la cadena ABC News, sostienen que probablemente se dejará para después de la Pascua judía, que termina el próximo 29 de abril en Israel. Lo cual podría conceder a su población un mínimo respiro tras el estrés y el trauma constante de estos últimos seis meses.

Tanto Europa como EEUU no quieren verse arrastrados a una guerra regional de consecuencias potencialmente aterradoras. Pero nadie se atreve a descartarlo. “Todo está sobre la mesa en estos momentos”, ha dicho en una entrevista a Sky News el exjefe del Mossad, Zohar Palti. “Quiero dejar abierta la posibilidad de hacer algo significativo, de modo que los iraníes entiendan que no pueden jugar con los israelíes”. Palti añadió que no descarta un ataque sobre las instalaciones nucleares iraníes.

Teherán tampoco está ayudando a rebajar la tensión, a pesar de que insiste en que no quiere la confrontación directa con Israel y sus aliados. Un comandante de la Guardia Revolucionaria a cargo de la seguridad nuclear del país dijo este jueves que Irán podría revisar su “postura nuclear” a raíz de las amenazas israelíes. Hasta ahora su régimen ha mantenido que el programa nuclear iraní solo busca fines civiles, por más que ni Israel ni muchos países árabes se lo crean. Lo que sugiere esa afirmación es que Teherán podría buscar abiertamente el desarrollo de armas nucleares, un órdago que probablemente será aprovechado por Israel en las negociaciones sobre la respuesta que baraja.

"No quiero exagerar pero estamos al borde de la guerra, una guerra regional en Oriente Próximo que reverberará en el resto del mundo y particularmente en Europa", dijo el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que se pasa últimamente profetizando abismos. "De modo que, párenlo", añadió el catalán.

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