El Levante sufrió el primer golpe del curso en una jornada en la que todo parecía que iba a salir de ‘10’. En casa, después de un último duelo en el que se dominó y se cerró un 4-1 y abriendo la jornada. Al final sin embargo todo salió mal. El equipo empezó en campo rival y pronto llegó la jugada polémica que pudo cambiar el desenlace. Un penalti que debió ser señalado pero que Arcediano Monescillo decidió anular contra todo pronóstico. A partir de ahí surgieron los problemas. Más aún cuando apareció el primer tanto del Cartagena, que sí subió al marcador.

Y a partir de ahí surgieron dos de los problemas que han lastrado al Levante en algunos partidos: la falta de fluidez en la media y la poca mordiente ofensiva. El conjunto de Mehdi Nafti sí encerró al cuadro Efesé en el segundo periodo pero su portero, Aaron Escandell, no tuvo que participar en exceso. Sí una a Joni Montiel en la que estuvo a un nivel fantástico. Pero el problema sigue siendo la sensación de que cuesta mucho encontrar espacios, que existan riesgos, que alguien se tire el equipo a la espalda y más allá de situaciones puntuales que el bloque encuentre ocasiones con regularidad. Pasó en este encuentro y otros también durante un curso en el que Mehdi Nafti, eso sí, está tratando de encontrar el camino más rápido al gol. Hasta la fecha, Wesley, Cantero, Bouldini, Joni Montiel, De Frutos y Rober Ibáñez son algunos de los que pueden generar ese miedo en portería rival, pero lamentablemente el Levante UDtiene la pólvora mojada.

Otro de los problemas del último partido y también de las anteriores citas está en lo que le ha costado al Levante asumir el mando de los partidos. Tener el control y saber someter al rival cuando toca.