El (otro) campo de concentración de Villar del Arzobispo

Villar del Arzobispo fue un lugar de paso en la Guerra Civil entre el frente de Andilla y València. Allí se construyó un aeródromo, refugios y un hospital de campaña que al concluir la contienda, sirvió de campo de concentración para militares republicanos, sin que haya una cifra cerrada de cuántos pudo haber. Es un dato poco conocido frente a la popularidad y documentación que hay del Trinquete de Heliodoro, clasificado dentro de los campos de concentración franquistas y donde se presume que hubo más de 600 presos al terminar la guerra.

Esta semana, el Ayuntamiento de Villar anunció que estaban ya en marcha las catas y prospecciones para encontrar una fosa común que algunos documentos escritos aseguran que se cavó para doce fusilados. Esto ha vuelto a poner el foco en el papel fundamental que Villar tuvo durante la guerra, siendo una base militar de operaciones a caballo entre el frente de Levante, que llegó a Andilla, y la capital de la República.

Así, según la documentación que se ha recabado por parte de la historiadora Sandra Mínguez, el complejo conocido como las escuelas fue transformado en un hospital de campaña en 1938, y los primeros heridos llegaron allí tras los enfrentamientos de la sierra de Andilla, donde llegaron multitud de ambulancias con soldados malheridos, pues se habían instalado tres equipos quirúrgicos compuestos cada uno por un cirujano, un ayudante, un anestesista y un practicante. Se calcula que murieron unos 45 pacientes, tal como figura en el libro de defunciones de 1938. Además, otro testimonio oral atestigua que los muertos eran heridos de guerra, ya que Pedro Molina, que era el enterrador del pueblo durante la Guerra Civil, se llevaba en muchas ocasiones a su hijo, Luís Molina, abuelo de la propia Mínguez, quien recuerda cómo su padre y el médico forense, José Beaus, bisabuelo de la exalcaldesa Maria Ángeles Beaus, clasificaban a los fallecidos por una herida de guerra u otra.

Cuando la guerra terminó, no se tardó en dar un nuevo uso a este hospital: el grupo escolar Huerto del Señor tuvo la categoría de campo de concentración, donde se recluyó a los jefes y oficiales republicanos. Un perfil de presos que nada tuvo que ver con el conocido Trinquete de Heliodoro, donde la gente allí recluida fueron presos políticos de Villar y de todos los pueblos de alrededor.

El castigo: atender misa

Según Mínguez, se desconocen las condiciones en las que estuvieron estos represaliados. "Es muy probable que prisioneros del Ejército Republicano y vecinos de las poblaciones del partido fueran obligados a asistir a misas que se celebraban en el pueblo", paradójicamente no en las iglesias, sino en espacios situados junto a los centros de reclusión de estos presos.

Según el testimonio que dejó en su diario el vecino de Villar Vicente López Llatas, en las escuelas fueron trasladados el 6 de abril fueron trasladados 290 presos a Casinos para llevarlos al campo de concentración de Barracas, que podrían coincidir con los cargos militares del bando republicano que estaban detenidos en este centro escolar.

El tiempo máximo de funcionamiento de estos campos, tanto el de las escuelas como el trinquete, fue de tres meses, desde que termina la guerra en abril hasta julio de 1939, cuando los presos fueron trasladados a València y los militares golpistas que habían tomado Villar se desplazaron a Llíria.

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