Ya no basta con darse el madrugón para tener sitio en las solicitadas calas de la Barraca y la Granadella de Xàbia. Hay quien en lugar de ponerse el despertador decide pasar la noche en estas playas. Despiertan cuando los bañistas empiezan a acudir en tropel. Ya tienen reservado un trocito privilegiado de estas calas en las que los fines de semana ya no se puede bajar en coche a las 9 de la mañana (las plazas de aparcamiento están llenas y los controladores bajan la barrera). A partir de las 10 horas de los sábados y domingo tampoco se puede llegar caminando. A esa hora, el aforo ya está completo.

Los bañistas incluso duermen al raso para tener sitio en la Granadella de Xàbia

Este verano abundan las caravanas y las furgonetas «camper» que toman los recodos de la carretera que sube en zigzag desde la cala de la Granadella. Sus ocupantes sacan una mesita y cenan y, a la mañana siguiente, desayunan asomados al mar. Un lujo.

Pero también hay bañistas que duermen al raso en la misma playa. Se arrebujan en las toallas. Eligen el mejor sitio. Y evitan darse el madrugón.

Muchos de los bañistas que acuden los fines de semana a estas calas de Xàbia salen de buena mañana de València y de pueblos de esta provincia y de Alicante. Hay turistas que acuden a pasar el día incluso desde Zaragoza. Hay que levantarse muy temprano para llegar y poder encontrar libre un pedacito de playa.