«Esta profesora enseña con el corazón». «Nada ayuda más a un alumno que una profesora que ama la enseñanza y hace su labor desde el corazón». Estos son algunos de los mensajes que universitarios de primer curso de la Politècnica de València han dedicado a la que fue su profesora en el instituto La Mar de Xàbia, Mar Cholbi Sellés.

La Universitat Politècnica de València entregó por primera vez en 2018 los premios «Magistrales», que reconocen la labor de los docentes de ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos. El formato era novedoso. Quienes deciden los galardones son los alumnos que llegan a la facultad. Se les pasa una encuesta y opinan sobre los profesores que más les han ayudado en el instituto y de los que guardan mejor recuerdo. Este año Mar Chobi Sellés, de 47 años y que lleva dos décadas en la enseñanza, es una de los 25 «Magistrales» de la Comunitat Valenciana. Mar es profesora de matemáticas.

«Resulta muy gratificante recibir este reconocimiento. Muchos alumnos cada curso me dicen que les gustan mucho mis clases, pero un premio como éste no lo esperaba. Ha sido una sorpresa. Me lo comunicaron hace mes y medio y todavía estoy emocionada», afirma esta docente que lleva desde 2006 en el IES La Mar.

Revela su secreto para ganarse a los alumnos: «me adapto a ellos e intento explicarles la materia como me gustaría que me la explicaran a mí». Admite que, a veces, las matemáticas pueden resultar un poco ásperas y que hace «maravillas» para que sean lo más comprensibles posibles.

«La verdad es que no tengo un método. Cada año me adapto a la clase y a los alumnos. Sí, requiere de mucho trabajo, pero la enseñanza es mi vocación y disfruto enseñando», desvela Mar.

Esta docente también admite que se aprende mucho de los alumnos. «He evolucionado con ellos y me han hecho cada día mejor profesora».

Mar ha recibido muchas felicitaciones. Destaca que ha sido muy especial reencontrarse con su maestra de EGB en el colegio María Inmaculada de Xàbia, Pura Vidal. «Todavía recuerdo a María Luisa (otra maestra) dando los polinomios. Iba a 6º o a 7º y me enamoré de las matemáticas y tuve claro lo que quería estudiar y que me iba a dedicar a la docencia. He tenido la suerte de coincidir con muy buenos maestros».

Mar reconoce que más de uno de sus alumnos frunce el ceño tras preguntarle si al examen van «problemas» y ella responderle que, por supuesto, que sí.

Son, claro, problemas de matemáticas. Mar les dice entonces que van a pasarse la vida topándose con problemas y resolviéndolos. Es una excelente lección: las «mates» con corazón ayudan a ser más resolutivos y felices.