Trituran el acantilado de una cala de Xàbia para ampliar la terraza de un bar
El consistorio y el Seprona han levantado acta de unas obras en la Barraca que también causan una fuerte contaminación acústica
Los vecinos denuncian la pérdida de calidad de vida en esta playa
De la música a todo trapo en verano al taladro machacón en invierno. La cala de la Barraca de Xàbia ya no es lo que era. Ni de lejos. El paisaje es patrimonio. No lo es menos la calidad de vida. Los vecinos de este cala, pero no los de los casoplones y chalés de lujo, sino los de las humildes casitas de pescadores, ya no reconocen aquella cala que era la mayor parte del año un remanso de paz y que, incluso en verano, esquivaba la masificación.
En la cala hay dos negocios de hostelería. Uno es el que ha incrustado un cartel luminoso en el acantilado. El otro es el de la música a todo volumen en verano y el que en estos últimos días ha cambiado la banda sonora por otra igualmente incesante y mucho más estridente.
La cala retiembla por unas obras que causan contaminación acústica. Los vecinos han grabado vídeos y se escucha el fuerte ruido de un taladro que está picando el acantilado. El ruido sale de un tramo del cortado que separa los dos restaurantes. El primero quiere más terraza. Los obreros están triturando el acantilado para que este bar gane más espacio.
Ya han acudido a inspeccionar estas obras el ayuntamiento y el Seprona. Han levantado acta. Este jueves las obras estaban paradas. Allí seguían los capazos repletos con piedras que se le han arrancado al acantilado a golpe de taladro percutor. Estos trabajos ya le han dado un mordisco a un cortado que está muy maltratado. Los dueños de este bar también realizaron antes del pasado verano un agresivo desbroce. Eliminaron toda la vegetación. Lo hicieron para que sus clientes se sentaran en la terraza y tuvieran el horizonte (l’Illa del Portitxol) despejado. Las raíces de aquellas plantas daban estabilidad a un acantilado que ahora, sin vegetación, se desmenuza por la erosión.
Los vecinos que han contactado con este diario advierten de que, igual que el paisaje es un patrimonio protegido, la calidad de vida de un paraje debería también preservarse.
El "paisaje" del sosiego, en peligro
La música a todo volumen, ahora el taladro y el hecho de que la cala se sature (en verano se tiene que controlar y restringir el acceso de coches) están arruinando ese otro «paisaje» del sosiego. Estos negocios van como un tiro. Los vecinos señalan que ampliarlos (acudirá todavía más gente) a costa de morder el acantilado significa también agravar el colapso.
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