Sus publicaciones sobre Minería y Siderurgia en Sagunto (1900-1936) (1989), Arqueología Industrial en Sagunto (1991) y Una miliciana en la columna de hierro (2011), le convirtieron ya en un referente en este ámbito, más allá de su faceta política.
¿Cómo ha recibido este premio?
Con mucha sorpresa, la verdad. No estoy acostumbrado a estas cosas, pese a que haya tenido durante mucho tiempo una faceta pública. Es una satisfacción que reconozcan mi labor como investigador de la memoria industrial.
¿Hay algo que se le haya quedado pendiente de analizar más a fondo?
Realmente, lo que me preocupa es la situación del Archivo. No hay otra ciudad que pueda conocer tantos datos de cómo se puso su primera piedra y, sin embargo, todos esos documentos, imágenes e incluso películas continúan sin estar catalogados y al alcance de los investigadores, como en Teruel. Se dirá que ya falta poco para conseguirlo y sé que está en el Port, pero en palés y sin clasificar....Hay mucho aún que investigar, así que me gustaría que otros siguieran mi camino. Es un crimen que el Archivo siga sin sede digna.
¿Lo echa de menos para alguna investigación que tenga en marca?
Ahora mismo no estoy con nada serio. Sobre todo, estoy leyendo mucho y participando en actos.
Hace tiempo escribió usted una serie de artículos con Pepe Vila, que publicó Levante-EMV, en los que era crítico con algunas cuestiones relativas al Patrimonio Histórico local.
Sí. Quisimos poner de relieve algunas cosas para crear una mayor concienciación, pero me temo que ahí quedó todo. Entre otras cosas, criticábamos que no hubiera nada declarado como Bien de Interés Cultural, cuando hay tanto que se lo merece. Creo que habría que tomar nota de lo que ha hecho la ciudad alemana de Völklingen, que tiene una siderurgia aún más antigua y es Patrimonio de la Humanidad.
Bueno, en el proyecto de Patrimonio de la Humanidad impulsado por el ayuntamiento también se incluye el legado industrial...
Sí, sí. Es que es importantísimo. Tenemos edificios residenciales, tanto de la gerencia como de los empleados y los obreros. También el Horno Alto que, después de muchísimos años de gestiones, está ya casi terminado, naves, y una cantidad enorme de documentos, porque es que hay miles de planos, es que es impresionante... Por cierto, en principio se dijo que la nave de Efectos y Repuestos se destinaría a Museo y Archivo, pero en la indicación sólo pone Museo. Yo creo que debería estar todo allí y no dejar el Archivo «navegando» en cualquier lugar.
¿Cree que falta difundir ese legado?
En los últimos años se están dando pasos. Y muchos autores están investigando pese a la falta de medios. En realidad, en todo esto la Fundación tiene un papel clave y yo veo importante no sólo enseñar lo que tenemos. También esa enorme riqueza documental para que se pueda saber más.
