2019 se cerró con dudas sobre el futuro de la fábrica de Lafarge tras la protección del monte de Romeu. ¿Ha habido pasos para garantizar la continuidad de la empresa? ¿Y para avanzar en la preservación de ese monte?

El de Lafarge es un problema pendiente al que se debe encontrar una solución. La relación con la dirección de la fábrica es buena, pero la situación es la que es y eso no va a cambiar. En el presupuesto municipal de 2020 ya hay un importe para mantener y mejorar Romeu. Es que eso va a seguir ahí. Lo que no podemos es negar la realidad. La pregunta es cuál es el plan de la empresa a largo plazo. Nuestro objetivo, sí o sí, es proteger a los trabajadores, pensar las posibilidades máximas para la viabilidad de esa fábrica, pero no para los siguientes 10 años, sino los próximos 50 años.

¿De verdad que no ha habido ninguna novedad?

No hay novedades sustanciales. Siguen habiendo conversaciones informales pero yo espero que en cualquier momento el futuro de Lafarge se desatasque y podamos hablar de una viabilidad a muy largo plazo que dé tranquilidad a la plantilla. También es cierto que Lafarge ha anunciado recientemente inversiones para reducir su huella de carbono, un paso que creo que está en el buen camino; de hecho, me consta por parte de la asociación de empresarios y de diferentes empresas que se está haciendo un esfuerzo en esa línea de sostenibilidad y reducción de emisiones que hay que reconocer.

¿Éste será el año en que se protegerán las montañas del Palància-Belcaire?

Es algo de la Conselleria de Medio Ambiente que no sabemos cómo está. Igual que no estamos teniendo respuestas de su proyecto para la Gola de Quartell, algo relativamente sencillo que lleva mucho tiempo enquistado. Lo último que nos han dicho hace poco es que está solucionado. Yo estoy en contacto directo con el jefe de gabinete con la Consellera porque también está el tema de las expropiaciones del delta, que tampoco llega. O la mejora del marjal dels Moros. Espero que lleguen, pero no dejaremos de reivindicarlos.