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La campaña de melones se inicia en Sagunt con pérdidas y retrasos

Los campos de cultivo han permanecido días sin poder sacar el agua al mar

Un agricultor, en su campo, con los melones recién plantados. | TORTAJADA

La campaña de melones en el marjal norte de Sagunt comienza con mal pie pues arranca con pérdidas y con un retraso de más de un mes. En concreto, se parte con un saldo negativo de más de 21.000 euros, «difícil de recuperar», según adelantan los afectados a Levante-EMV.

Los agricultores de la zona señalan como causante de esta situación a la «mala gestión» pública que se viene realizando de la gola de Quartell, por lo que los labradores pedirán ayuda a la Conselleria de Agricultura y al Ayuntamiento de Sagunt con el objetivo de «poder salvar la temporada».

Los agricultores partían con un presupuesto de 21.000 euros para poner en marcha la campaña melonera en la capital de la comarca, «40 euros por hanegada habíamos puesto», contaban a Levante-EMV. Sin embargo, las continuas inundaciones que han padecido los campos han obligado a tener que invertir el dinero en gasóleo para pagar la maquinaria de achique, explicaban desde el colectivo.

«Hasta tres veces hemos tenido que poner las bombas, tres veces se nos han inundado las tierras», una dramática situación que «no hubiera ocurrido si la gola de Quartell hubiera actuado como se esperaba, sacando el agua al mar, pero nadie dio la orden de ponerla en marcha y la gola no funcionó cuando más agua caía el pasado mes d e abril», afirmaban.

Esta misma situación se produjo anteriormente en el mes de marzo, donde se tardaron tres días en activar las turbinas de la gola, que dieron como resultado la inundación de los campos de cultivo de la zona, como publicó este diario.

Entonces, desde el ayuntamiento ya se recalcó la «indefinición» que existe sobre la entidad o el departamento que debe regular los niveles de agua del marjal y por ende, el uso de la turbina. De hecho, solo está claro que la empresa Aigües de Sagunt controla el desagüe de las pluviales, pues el Consell Local Agrari niega tener competencias para regular los usos del marjal y señala a la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural como la responsable.

Retraso en la plantación

A este panorama se suma un retraso en la plantación de la fruta de más de un mes, tras días de campos anegados sin poder achicar el agua a tiempo, insistían. «El 10 de abril ya estaba todo previsto para empezar con la plantación y estamos a 20 de mayo y todavía no hemos comenzado», lamentaban desde la partida del Realenc, una de las pocas zonas que sobreviven al abandono de tierras en el marjal de Almardà. Esto supone que «comenzaremos a coger los melones a mediados o finales de agosto e incluso a principios de septiembre, cuando la temporada fuerte es a finales de junio y julio», adelantaban. Este retraso «implica más pérdidas, ya que cuando nuestros melones salgan al mercado y tengamos la posibilidad de vender, éste estará saturado de oferta, porque habrá melones desde el mes de junio y esta fruta ya no será tan apetecible. Los que más se venden son los de principio de temporada, luego ya no hay tanta demanda». A esto añaden el descenso de los precios, «es la ley de la oferta y la demanda, cuando hay oferta, los precios caen y no somos muy optimistas. No descartamos que nos paguen a15 céntimos el kilo, lo que sería una vergüenza».

Tirar la toalla

Con esta situación «muchos agricultores se están planteando tirar la toalla este año y plantar al año que viene; otros estudian la posibilidad de abandonar las tierras ,y pocos somos lo que queremos continuar, aunque en estas condiciones y sin tan poca ayuda, se nos hace bastante difícil».

Además de todas estas complicaciones, los trabajadores del campo temen que la climatología les vuelva a jugar una mala pasada. «Solo nos faltaría que lloviera en agosto , como viene siendo habitual; esperemos que la famosa ‘gota fría’ no se adelante y dé al traste con toda nuestra cosecha de melones», dicen.

Pese a este escenario tan negativo, los agricultores mantienen algo de esperanza, que sustentan en la calidad de su producto. «Está mal que lo digamos, pero es verdad, los melones de esta zona de marjal en Sagunt, junto con los de Almenara y toda esa extensión de humedal son los mejores de la provincia de Valencia». «Su buen tamaño, pero sobre todo su sabor, los convierte en un bocado ‘delicatessen’ para el paladar, pero no sabemos si será suficiente para salvar la temporada».

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