Tribuna

Sobre el Teatro Romano de Sagunto

El arquitecto saguntino Francisco Muñoz Antonino contesta a Antoni Gómez

El Teatro Romano, en una reciente representación de los Ludi Saguntini.

El Teatro Romano, en una reciente representación de los Ludi Saguntini. / Tortajada

Francisco Muñoz Antonino. Arquitecto. Máster en Conservación del Patrimonio Arquitectónico. Universidad Politécnica Valencia

El pasado miércoles 10 leí un artículo de opinión firmado por Antoni Gómez, y quisiera dar mi opinión sobre él. Creo haber vivido y sufrido aquel momento, con muchas situaciónes y experiencias ingratas.También creo conocer en profundidad la intervención realizada en el Teatro Romano. Por todo ello, esta es mi opinión a su artículo.

Empieza diciendo “que no hace falta decir que, de haberse cumplido la sentencia( Supremo) del derribo de las obras de rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto, habría sido un desastre, pues habría supuesto el no poder realizar festivales, como el de Sagunt a Escena, etc..”, para continuar diciendo “que no entra a valorar la rehabilitación y cómo la utilizó la derecha valenciana, una vez más como arma contra los socialistas”.Y tiene muy claro que "sin las obras, no se habrían podido realizar muchos espectáculos y festivales “.

Luego pasa a hablar sobre las cosas e inquietudes que el Colectivo por el Patrimonio ha llevado a cabo, lo cual no me cabe duda. Lo sé, como sé también la falta que en aquellos momentos nos hubiese hecho este colectivo para defender al Teatro Romano de aquel proyecto de rehabilitación. Como también sé que, seguramente, no todos comparten su forma de frivolizar con respecto al Patrimonio y, más aún, si se trata de un Monumento Nacional, el primero al que las Cortes Españolas dictaminó su protección ante la invasión de las tropas francesas, y que su rehabilitación o su conservación es algo más importante que la urgencia en su utilización como contenedor multiuso de festivales, etc. Dicho esto en ningún modo despectivo, si no con el mayor de los respetos hacia estas actividades y la labor cultural que desempeñan.

Dice no querer valorar la rehabilitación, pero implícitamente lo hace porque aprovecha para criticar a la derecha valenciana, porque según su criterio la utilizó como arma contra los socialistas.

Yo le digo que está cometiendo dos errores, los que ya se cometieron entonces y que son la patología invisible del Patrimonio: Frivolizar por desconocimiento y politizarlo para defenderse.

Me voy a explicar mejor, por si fuese de su interés. Las obras de rehabilitación fueron absolutamente desafortunadas, inadecuadas, nunca respetaron al monumento y, lo que es peor, sus autores ni siquiera tuvieron intención de hacerlo.

El arte tiene la capacidad de emocionarnos, a ellos, no. Su obra nueva fue avasallando a la por dos veces milenaria. El compresor se hizo paso repetidas veces a través del monumento para conseguir obtener la idea premeditada de sus autores, seguidores de la teoría de la restauración crítica, según la cual la obra conseguirá su maximo valor cuando se consigua recomponer la totalidad del monumento, !ojo¡, incluso aunque nunca hubiese llegado a completarse. 

Lo grave es que tanto su efímera por errónea, teoría de restauración, sin ningún eco, Roma terminaba de desestimar su propuesta para los Foros Romanos, y muy criticada en el mundo de la restauración, así pues tanto su teoría de restauración, como su resultado, carente de respeto y sensibilidad hacia el monumento, se han llevado a cabo en uno de los monumentos más importantes de la Comunidad Valenciana.

Y que por el respeto que merece nuestro Teatro Romano, debería no hablarse con frivolidad, si no con conocimiento de causa; así como tampoco debería defenderse obedientemente una intervención en el patrimonio por el hecho de haberla propiciado un gobierno perteneciente a un partido político con el que se simpatiza o pertenece.

Un gobierno que, como dije entonces y ahora, no me cabe duda que tuvo la mejor intención al proyectar un plan director para la realización de una muy necesaria intervención, no solo en el Teatro sino en el Conjunto Monumental. Cierto es que luego no tuvo el mismo acierto, cuando alteró el orden de las fases, ni tampoco en el modo que realizó el encargo del proyecto de intervención en el Teatro. 

El Patrimonio, el arte, las teorías de su restauración, la cultura, nada tendrían que ver con la política e ideología. Sin embargo estas, en ocasiones aumentan nuestra torpeza, no permitiéndonos admitir el error del afín, ni el acierto del contrario. Patología invisible que seguimos siendo incapaces de solucionar. 

¡Veo que pasa el tiempo y no avanzamos!