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Un equipo de entrenador

Los buenos tiempos del Valencia CF han coincidido con figuras emblemáticas en el banquillo, personalidades capaces de transformar la convulsión permanente de Mestalla en calma. Gentes como Pasieguito, Alfredo Di Stéfano, Guus Hiddink, Luis Aragonés, Claudio Ranieri y Rafa Benítez absorbieron la volcánica presión de entrenar al Valencia y la convirtieron en una corriente de energía positiva. La grada disfrutó de todos ellos.

Hubo otras épocas, sin embargo, en las que pasaron por Mestalla excelentes futbolistas sin que el dueño del banquillo supiera sacarles todo el rendimiento. Kempes, Rep y Diarte coincidieron en un equipo que se quedó a la mitad de todo. Otro tanto sucedió cuando, en un mismo once, llegaron a juntarse Villa, Silva, Mata, Jordi Alba y Joaquín.

Apenas dos semanas de Prandelli no son nada, pero los signos que dejó en el Molinón son esperanzadores. La piña de los jugadores en torno al entrenador fue un ejemplo. Otro el rendimiento de Cancelo, una ruina en las primeras jornadas de Liga y, de repente, una exhalación ante el Sporting. Mario Suárez recordó al mediocentro dinámico del Calderón. Y Parejo fue Parejo. Ante un rival muy limitado (eso sí), el Valencia quiso iniciar una nueva era con un inquilino sabio en el banquillo, alguien en quien confiar que domine todos los resortes del fútbol. El gran entrenador mejora a la mayoría de sus jugadores. En eso Prandelli tiene un mundo por delante.

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