Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Caperucita y el lobo

Un cura de nuestra tierra bendice a personas y animales, acompaña a los feligreses en la romería de la Santa Faz, acoge con un volteo de campanas la procesión en honor de los Santos de la Piedra, felicita a los padres y padrinos del catecúmeno vestidos, todos, con sus mejores galas, cena con los festeros y celebra toda clase de liturgias empapadas de pólvora, arrayán o albahaca. Como cuadro de sensualidad no está nada mal, pero podría mejorarlo con unos cuantos párrafos más. Los casos de pederastia clerical tienen vínculos muy tenues con la molicie ambiental y el voto de castidad. Muchos curas, incapaces de mantener su promesa, se arreglan como cualquier mortal y respetan a las criaturas.

La castidad de los curas, su celibato, es una exigencia tardía y los pastores protestantes tienen esposa (los más liberales incluso novio), lo mismo que los popes ortodoxos (que también son católicos). Ya decía San Pablo que es mejor casarse que abrasarse, pero no cometeré el error, tan frecuente, de decirle al papa lo que debe hacer. Para eso yo tendría que ser, y eso no ocurre por suerte para ustedes, el arzobispo de Dublín que ha pedido no sólo perdón, sino que se deje de ocultar y proteger a los agresores. No será fácil. En la respetada BBC se introdujo Jimmy Saville y su banda de depredadores sexuales glorificados por Margaret Thatcher. Las colonias de verano, religiosas o profanas, y el deporte infantil, no siempre parroquial, son territorio de caza para el pederasta.

No relativizo el problema de los curas abusadores pero la primera edición de las Obras completas de Sigmund Freud estaba incompleta: se le extrajo un opúsculo sobre la experiencia clínica del joven Freud que hubo de atender un buen número de casos de abusos a niños y niñas. En barrios finos, no crean, nada de familias desestructuradas. Otra cosa es el interés del imperio por presentar a los católicos, a «los papistas» (como dicen ellos) como un pozo de iniquidades. Bueno, tapa bien tus propios pozos y procura que no caigan dentro las criaturas, Caperucita roja (y el lobo) puede ser muchas cosas, pero no es literatura fantástica.

Compartir el artículo

stats