Disidencias

Hoja de calendario

Antonio Papell

Antonio Papell

Con la libertad que me proporciona no haber pertenecido nunca a un partido político, pienso que es oportuno hacer algunas puntualizaciones sobre las disidencias internas que se han manifestado en el seno del PSOE durante esta última etapa, en el que el pluripartidismo vigente ha obligado a alineaciones y tomas de posición complejas, que no han agradado a ciertos sectores del venerable partido y que sí han satisfecho en cambio a otros.

Los partidos deben ser organizaciones abiertas, con libérrimo debate en su interior, aunque sometido a ciertas condiciones. Una de ellas es el requisito de la discreción: deben quedar en la intimidad de los partidos aquellas discusiones que puedan deteriorar su imagen. Asimismo, han de omitirse las protestas públicas que dañen a la organización. Y, por supuesto, todo afiliado tiene la obligación de sentirse solidario con la suerte de las formaciones, y ha de hacer todo lo posible por respaldarla y potenciarla social y políticamente con la máxima lealtad.

He aquí unos ejemplos: González y Guerra, ilustres miembros de la vieja guardia del PSOE disienten legítimamente de ciertas posiciones de la actual elite socialista y han de ser respetados, sin perjuicio de que se discuta pacíficamente con ellos para tratar de sumarlos a la mayoría actual. Pero hay otros casos –el de Nicolás Redondo- en que el disidente pide el voto para otros partidos y hace campaña en su favor. Esta deslealtades es intolerable, y hacen bien los partidos al expulsar a quienes las cometen.