Vuelo libre

Queridos Reyes Magos

Roberto Cantos

Roberto Cantos

Queridos Reyes Magos: Cada año, ya hace cuarenta que os escribo, os he pedido la esperanza de hacer realidad mis sueños. Sueños que son de tolerancia, de solidaridad, de igualdad y de justicia.

Este año quiero despedirme. Sera ésta, tal vez, la última carta que os escriba.

He viajado en este tren de la vida con poco equipaje y he sufrido el desencanto de no encontrar, en las estaciones de mi recorrido, la utopía con la que soñaba. Muy pronto viviré una nueva parada y quisiera asomarme a la ventanilla de este vagón y encontrar la verdad y la esperanza.

Os pido la amnistía sobre mis muchos errores y pecados.

Sabéis que soy republicano y que nunca os he visto como reyes sino como magos. Y por vuestra magia os pido el acero, hecho voluntad y silencio. No quiero arquearme, ni ser débil frente a la debilidad de otros argumentos. Quiero caminar recto, erguido, y, en este trecho del camino que me queda, quiero que mis actos tengan coherencia y respondan al valor de mis pensamientos.

Quiero ser el mismo para los otros y para los distintos. Quiero cubrirme con la tolerancia porque mis dedos son desiguales y conviven juntos en la misma mano.

Quiero llorar en silencio el hambre, la enfermedad y la pobreza. Que en mi sensibilidad social no aparezca el quejido sobre las zarzas del camino. La lágrima la enjugaré en la soledad.

Quiero conservar la palabra del juglar que llevo dentro. No dejéis que nada turbe mi libertad, ni anide mi voz en las paredes de la garganta, dejad que hable sin gritos pero con la verdad de los oprimidos.

Entregáis incienso, símbolo de Dios, y que tanto utilizan los ritos religiosos. No me regaléis incienso. Sabed que los agnósticos, los ateos como yo, los indiferentes ante el hecho religioso, tenemos convicciones y creencias, entre ellas la libertad ideológica. Judíos contra palestinos, moros contra cristianos, católicos contra protestantes, hindúes contra musulmanes. La religión ha sido la causa y excusa de guerras y una de las herramientas para fomentar odio y destrucción. Podéis perfumar los establos de mi tierra pero con el incienso de la tolerancia y la paz.

No quisiera despedirme sin pedirles a sus Majestades Magos que les digáis a los nacionalistas, tan de moda hoy en día, mis pensamientos.

No comparto los esfuerzos ideológicos de convertir la diversidad, la diferencia, la pluralidad de derechos individuales en la política conservadora de homogeneizarlos con el propósito de defender la pureza de la identidad colectiva.

Porque ser de izquierdas es orientar nuestra principal actividad en la lucha contra la injusticia, contra el hambre, a favor de la solidaridad, de una sociedad cosmopolita, con derechos iguales para los distintos.

La burguesía crea el nacionalismo en el siglo XVIII para repartirse las materias primas, la producción industrial y el mercado.

En Cataluña la invención de la nacionalidad catalana surge a finales del siglo XIX de la mano de los representantes de la burguesía como Prat de la Riba. Su evidente adscripción a la derecha le impulsó a participar en los últimos gobiernos de la Restauración y en 1923 no se opuso a la dictadura de Primo de Rivera.

En Esquerra Republicana se dan los mismos o parecidos argumentos.

Pero el nacionalismo del que hablamos tiene como único argumento «ser diferentes» y es contrario al concepto jurídico de igualdad entre todas las personas, principio básico del pensamiento de izquierda. Es necesario que la izquierda se libere del lastre que supone el nacionalismo y recupere sus señas de identidad: la igualdad, la defensa de los derechos humanos y conseguir un sistema económico que priorice a los ciudadanos y al medio ambiente frente al beneficio empresarial. Como decía Marx, «el nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir a la clase obrera». Los socialistas somos internacionalistas.

Como siempre os pido mucho, demasiado, pero al llegar a la próxima estación espero, con el poder de vuestra magia, ver cumplidos mis sueños.