Opinión | Voces

Cien años dedicados a la vida local

La Gaceta de Madrid número 69 publicaba, el 9 de marzo de 1924, el Estatuto Municipal. Tenía vocación de convertirse en la norma reguladora de la vida municipal, que dotaba de autonomía y estaba inspirada en criterios democráticos -aunque no cómo los entendemos hoy día, con la elección de alcaldes y concejales- alejando el caciquismo que había regido hasta la época. Con el Estatuto se crea el actual cuerpo de funcionarios de administración local con habilitación de carácter nacional, en adelante, FHCN.

Si bien, con anterioridad, esta figura ya aparecía en la Constitución de 1812, pero su selección no se regía por los principios de igualdad, mérito y capacidad. En nuestra historia se sitúa el origen de los actuales ‘Secretarios’ en el siglo XIII, con los escribanos públicos que garantizaban la autenticidad de las cartas y documentos públicos; y en lo económico, aparece la figura de hacedores, tesoreros, cogedores o guardas de la Corona de Castilla referidos a las haciendas concejiles.

El cuerpo funcionarial sigue existiendo con una estructura muy similar a la de hace cien años. Los puestos de secretaría, intervención y tesorería son preceptivos en todas las entidades locales, si bien en aquellas con población inferior a 5.000 habitantes, todas estas funciones recaen en una única persona. No obstante, aquellas entidades locales con escaso Presupuesto pueden quedar exentas de la creación de dichas plazas, asumiendo las Diputaciones Provinciales el ejercicio de las funciones referidas. Destacar que, aprovechando la proximidad del Día Internacional de la Mujer, desde la aprobación del Estatuto Municipal hasta ahora ha habido cambios notables, como la introducción de las mujeres en el cuerpo por primera vez en 1969, en concreto, en la Intervención.

Llegados hasta aquí, ¿cuál es la tarea de estos FHCN? A la Secretaría, le corresponde la fe pública y el asesoramiento legal preceptivo; la Intervención le corresponde el control y la fiscalización interna de la gestión económico-financiera y presupuestaria y la contabilidad; y a la Tesorería, la gestión de los ingresos y su recaudación y los pagos. A buen seguro, en algún momento de su vida han requerido de un certificado de empadronamiento, del pago de un impuesto o de la concesión de una beca o ayuda. Estos documentos han sido tramitados por estos FHCN en el ámbito local.

De ello se desprende la importancia de su existencia para el buen funcionamiento de toda entidad local. Además, ha de destacarse el nuevo rol que se le asigna, la dirección pública profesional. Éste es el camino al que debe orientarse para la pervivencia de este cuerpo funcionarial, pues la irrupción de la inteligencia artificial y la tecnología determinan que las funciones expuestas anteriormente no aportan el valor profesional de antaño. La dirección pública profesional debe distinguirse de los altos cargos políticos, y la principal diferencia estriba en el acceso atendiendo a principios de mérito y capacidad, criterios de idoneidad mediante procedimientos públicos y concurrentes, sujetos a evaluación con criterios de eficacia y eficiencia, imparcialidad, responsabilidad por su gestión y control de resultados en función de objetivos.

En estos momentos que los fondos Next Generation y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia ocupa muchas noticias de prensa, debe saber que es este cuerpo funcionarial el que debe velar por el correcto cumplimiento de la normativa, con el objetivo último de desarrollar todas las actuaciones a las que se ha comprometido el Ayuntamiento. Aquí es donde se pone de relieve una de esas funciones directivas, en tanto que lograr el éxito de estos fondos implica una labor de coordinación de todas las áreas municipales.

La labor de los FHCN suele desempeñarse “en soledad”, al no existir semejantes en sus respectivos Ayuntamientos. Para combatir esa sensación de soledad y prestarse apoyo entre ellos, emergió la figura de los Colegios Profesionales. Fue el mismo Estatuto Municipal, el que, organizándolos a nivel provincial y nacional, le encarga la función de tejer lazos con la sociedad civil, dar a conocer la profesión en distintos foros, así como entablar conversaciones con los distintos niveles administrativos con el fin de coadyuvar al buen fin de los servicios públicos y el interés general. Este es el propósito que persigue la Junta de Gobierno de COSITAL Valencia.