Opinión | VOCES

Mazón, cautivo y desarmado

Qué tiene que ver que en 1939 un barco republicano zarpara al exilio desde Alicante durante el avance del franquismo, con que en pleno 2024 peguen una paliza a un joven al grito de «te vas a enterar, maricón de mierda»?. Nada es igual que hace un siglo, pero los que provocaron la huida de miles de demócratas entonces tienen los mismos objetivos de odio en la actualidad: sociedades más excluyentes y matones en los gobiernos. El 28 de marzo de 1939 los 2.500 tripulantes del Stanbrook huyeron de su país porque España se convertía en un lugar irrespirable. Esa actitud reaccionaria sigue en pie en la actualidad con formaciones políticas ultra a las que la ‘derecha moderada’ ha abierto las puertas en ayuntamientos y comunidades autónomas. VOX no es un caso aislado, una ola neoconservadora recorre Europa con la antipolítica como bandera. En plena expansión de políticas sobre memoria democrática aparece un freno que no pretende únicamente que nos olvidemos del pasado sino que busca poder sentar las bases del enfrentamiento para volver a golpear en el futuro.

El pacto valenciano entre PP y VOX fraguó el peor gobierno posible y puso de manifiesto la voluntad de erradicar cualquier tipo de memoria democrática. Carlos Mazón inició la vergonzante contrarreforma con tres propuestas: ir a por el valenciano, eliminar la agencia antifraude y aprobar una ley para equiparar democracia y dictadura. En medio de la era ‘tiktoker’ de un PP que quiere ir de moderno, el Palau de la Generalitat queda «cautivo y desarmado» por las tesis de VOX, unos posicionamientos que olvidan que la Guerra Civil se inició a raíz de un alzamiento: entre 1936 y 1939 los fascistas atacaron y los demócratas resistieron. ¿Os suena? La polarización, la crispación o la violencia es más asimétrica de lo que quieren hacernos creer. Por un lado, la ultraderecha ataca nuestras sedes porque no soporta la frustración de no vicepresidir el Gobierno con Feijóo y, por otro, la militancia socialista es atacada por haber logrado Pedro Sánchez una mayoría en el parlamento para continuar en el Ejecutivo. Y es que las dos derechas se han vuelto indistinguibles al convertirse en compañeras de cama. El PP se ultraderechiza y VOX lidera una batalla cultural que se traduce en modelos discriminatorios. No es lo mismo hacer leyes para reconocer el compromiso de aquellos que perdieron la vida por la libertad que ensalzar a quienes mataron para silenciarla.

Todos las vidas truncadas por el franquismo - como las de los pasajeros del Stanbrook - merecen gobiernos y fechas que los recuerden. Hoy, 28 de marzo, conmemoramos la salida de aquel barco hacia el exilio así como el aniversario de la muerte de Miguel Hernández; lo hacemos con un homenaje a los valencianos afectados por la Guerra Civil y la dictadura puesto en marcha hace años por el Consell progresista. Porque la concordia no es equidistancia, es reparar el legado de quienes tenían como arma la participación política, el feminismo o el avance de derechos. Resulta esencial dar un paso hacia adelante y plantar cara a los pseudofascistas que sonríen ante la complicidad de gobiernos como el de la Comunitat Valenciana o Castilla y León, ejecutivos que vuelven a premiar a los ganadores de un período histórico donde te fulminaban si disentías.

Recordar es imprescindible para pasar a la acción cuando hacen callar a otro por sus ideas, propinan una paliza a las personas LGTBI, niegan la violencia de género o censuran la cultura. Equiparar a los agresores con los agredidos no es concordia, es un insulto. Y la respuesta debe ser tomar partido, mantener el espíritu de la movilización que cambió el curso de la historia el pasado 23 de julio gracias a millones de votos progresistas. Un resultado que provoca que España pueda facilitar la despedida entre los nietos de fusilados por órdenes franquistas y sus abuelos. El futuro está de parte de los demócratas porque a los defensores del franquismo les une el odio que les provoca ver a la gente ejerciendo nuevos derechos; mientras que a los progresistas, aquellos que creemos en sociedades abiertas, nos une el orgullo por todo el mundo que disfruta de los avances alcanzados.