Opinión | Tribuna

Gastar dinero en campañas de igualdad

La semana pasada se difundió un cartel contra la violencia sexual de la infancia que resultó ser lo contrario. Con la frase «Si dice no, no es sexo, es agresión» junto con la imagen de un niño, mostraba de inmediato el tremendo error y en redes se insistía en que el consentimiento de un menor es nulo. Pero este caso demostró dos cosas.

Una, la grave falta de cultura de este país. La campaña llevaba tres sellos: Ayuntamiento de Almería, Ministerio de Igualdad y el fondo del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Con un mínimo de conocimiento se sabe que el ministerio transfiere el dinero del pacto a entidades locales, responsables de la gestión del dinero y del contenido. Pero parte de las redes, con mucho interés, orquestaron una campaña en contra del ministerio en lugar del ayuntamiento. Incluso se sumaron medios a este despropósito. Luego, callaron cuando el ayuntamiento de Almería (PP) reconoció su error y el Ministerio de Igualdad retiró la financiación por incumplimiento. Pero ya da igual, parte de la población se quedó con la mentira.

Lo segundo que evidencia es la poca seriedad con la que varios ayuntamientos se toman estos asuntos, cuando encargan campañas a cualquiera y no a especialistas. Ese cartel pasó por muchas manos y nadie lo paró. Y no es la primera vez que ocurre con una campaña encargada por entidades del PP y pagada con los fondos públicos. En 2021, la guía del Ayuntamiento de Marbella sobre prostitución como «salida laboral». En 2022, la Xunta de Galicia y las mujeres que salían a correr con mallas. En marzo, el cartel de un pueblo de Pontevedra sobre una cena «para mujeres». O es ignorancia o ya parece mala fe.

Esto no quita que quienes hemos ido como expertas a las sesiones de revisión del Pacto de Estado hayamos solicitado, por activa y por pasiva, un control exhaustivo previo de estos contratos porque luego pasa lo de siempre. Que los movimientos reaccionarios aprovechan estas ocasiones para cargar contra el ministerio, el feminismo, gastar dinero en campañas y sumar el negacionismo de la violencia de género.

Está muy bien que tantas personas reaccionaran contra el cartel, pero sorprende que los negacionistas solo carguen contra un contenido según el logo que lleve. Si quieren pueden sumarse también en contra del SAP (sistema informático) que aún se aplica en los juzgados y que separa a madres e hijos en las custodias, tratando a ellas de manipuladoras ante una justicia ciega con la violencia de género y sus padres agresores. Lo digo porque el creador de esta falsa teoría es un tipo, Richard Gardner, que dejó escritas frases como que «se considera que el niño abusado sexualmente es la víctima, aunque puede iniciar encuentros sexuales seduciendo al adulto», que «la sociedad es excesivamente moralista y punitiva» con la pedofilia o que «el sexo entre adultos y niños no tiene que ser malo». Pero para esto no estará el negacionismo porque, por mucho que manipulen y postureen, la única verdad es que las agresiones sexuales contra la infancia no les importan.