Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Federico Álvarez: profesor y editor (1927-2018)

Federico Álvarez: profesor y editor (1927-2018)

En la primavera de 1980 tenía lugar en la sala de exposiciones del Colegio de Arquitectos de València la muestra documental Trayectoria Valenciana de Max Aub. Al vernisage de esa exposición acudirían Elena Aub, el diplomático mexicano Gutiérrez Vega (1934-2015) y el editor Federico Álvarez. A través de un centenar de fotografías sobre la vida y obra de Max Aub (1903-1972) aparcería, en más de una ocasión el profesor Federico Álvarez, que acaba de fallecer hace unas semanas en la capital mexicana.

Federico Álvarez fue el yerno de Max Aub, el editor de la obra póstuma de Max Aub: Conversaciones con Buñuel (Madrid, 1984) y uno de los intelectuales republicanos españoles más significativos del exilio.

La vida de Federico Álvarez transcurrió, principalmente, en tres ciudades. Madrid, La Habana y Ciudad de México.

En Madrid ejerció de director de la prestigiosa casa de ediciones mexicana Fondo de Cultura Económica (1971-81), labor que compaginaría con diversas tareas en la editoriales Altea y Santillana. En La Habana, donde había vivido exiliado con sus padres y hermanos (1940-47) e iniciado los estudios de Ingeniería, regresó más tarde al producirse la Revolución cubana. Allí dio clases en la Universidad de La Habana, fue consejero del Instituto Cubano del Libro y forjaría una sólida amistad con el poeta Roberto Fernández Retamar (La Habana, 1930), siendo colaborador de Casa de las Américas y ponente del Congreso Cultural de La Habana (1968). Durante esa estancia en la capital cubana (1965-1971), fue profesor de Investigaciones Literarias de la Universidad de La Habana. En la Ciudad de México donde se instaló inicialmente en 1947, como muchos republicanos españoles -Carlos Blanco Aguinaga, Carlos Bosch García, José de la Colina, Manuel Durán, Luis Rius, Arturo Souto, etc.- vivió y trabajó muchos años, realizando tareas culturales y académicas muy diversas. Al regresar definitivamente a México (1981) dirigió las publicaciones culturales Revista de Bellas Artes, México en el Arte y la Revista Mexicana de Literatura, ejerciendo asimismo como profesor. Licenciado en letras por la Universidad Nacional Autónoma de México (1965), su tesis versó sobre los Orígenes y trayectoria del romanticismo hispanoamericano. Allí haría asimismo un doctorado sobre Marxismo, eclecticismo y posmodernidad.

Amigo personal de Jaime Labastida (Los Mochis, 1939), director de la editorial Siglo XXI Editores, fue asesor de dicha casa de ediciones, al mismo tiempo que ejercía como colaborador de prensa del diario Excélsior. Una selección de sus artículos conformaría su libro: Vaciar una montaña (2009).

El líneas generales puede decirse que Federico Álvarez encauzó su vida intelectual entre el periodismo cultural, la labor de editor y la de profesor de letras hispano-americanas.

En el exilio compartió amistad tanto con el pintor Vicente Rojo (Barcelona, 1932), como con el poeta José Emilio Pacheco (1939-2014).

A todas esas ingentes tareas había que sumar la de traductor de grandes teóricos del marxismo como Tzvetan Todorov (1939-2017) y su libro Frente al límite (1991) y Georg Lukács (1885-1971) y su libro Significación actual del realismo crítico (1963).

Apenas veinticuatro horas de la muerte de Federico Álvarez, la escritora mexicana Elena Poniatowska en el diario mexicano La Jornada escribiría: «Insobornable, la voz alta y libérrima de Federico se levantaba, no sólo en las aulas de la universidad, sino en la calle, en las manifestaciones, en las marchas, en las grandes discusiones de los hombres pensantes».

A Federico Álvarez le traté por mis trabajos sobre Max Aub, viví en su casa en México y colaboró en el catálogo de su amigo el pintor Juan Genovés (2002). En ese texto, muy crítico con España escribiría: «La falta de debate intelectual en España, con tantos conservadores en el poder, es también consecuencia del mundo en que vivimos. Parece que a los gobernantes sólo les interese tenernos en el limbo. Es como si el único leit motiv del ser humano fuera ganar dinero. Para gastárselo, a menudo, en estupideces? por cierto».

Apenas, hace unos años, inició un libro de memorias Una vida. Infancia y juventud (2013), que dejó incompleto.

Compartir el artículo

stats