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Viñetas raras

Flash! Ah-ah ... King of the impossible!

Dan Barry y su equipo de colaboradores, dan nueva vida a las historias del héroe del espacio, convirtiendo el título, por primera vez, en ciencia ficción que marcará el ritmo y el estilo de décadas siguientes. Un «Flash Gordon» nuevo, más humano y falible, pero siempre heroico

Flash! Ah-ah ... King of the impossible!

Es posible que, para la gran mayoría de aficionados al noveno arte, Flash Gordon sea inseparable de Alex Raymond. Y no es para menos: el dibujante consiguió que los tópicos guiones de Don Moore se convirtiesen en un recital gráfico majestuoso, que transformaba las aventuras del aguerrido Flash, su novia Dale y el científico Zarkov en el planeta Mongo en un auténtico festín de exotismo y fantasía. Páginas como las del descenso de los hombres halcón sobre el ejército de Azura están grabadas a fuego en el imaginario del buen aficionado y, con seguridad, marcaron el éxito de una serie que pronto tuvo su propio serial cinematográfico: apenas dos años después de su estreno en los periódicos, el apolíneo y rubio Buster Crabbe se enfundaba las mallas del héroe para iniciar el camino de las adaptaciones cinematográficas de cómics de aventuras que llegan hasta hoy en forma de superhéroes. La espectacularidad del trazo de Raymond no se pudo trasladar exactamente a la gran pantalla, pero pese a los todavía nacientes efectos especiales, ganas e intenciones no les faltaron y mostraron un respeto escrupuloso al original en cómic que no fue tan estricto en la versión de 1980, cuando Dino de Laurentiis le encargó al anodino Mike Hodges una festiva adaptación de la que la mayoría solo recordará la pegadiza canción de Queen. Una lástima, porque detrás de la adaptación de las aventuras del rubio efebo estuvieron antes nada más y nada menos que Federico Fellini, Nicolas Roeg o el mismísimo George Lucas, que se dedicó a los Skywalker al no poder llevar a la pantalla al héroe de su niñez.

Tras la muerte de Raymond, la serie nunca dejó de publicarse: por ella pasaron autores como McRaboy o Austin Briggs, pero a principios de los 50, la serie había caído prácticamente en el olvido. El boom de la ciencia-ficción cinematográfica puso otra vez el foco en el personaje, que fue encargado a un y animoso joven Dan Barry. Un dibujante dotado para el naturalismo, que se supo rodear de ayudantes de lujo: a los guiones primero acudiría a Harvey Kurtzman, posiblemente uno de los más grandes renovadores del cómic desde los cómics de la EC, que sería sustituido después por Harry Harrison, todo un clásico de la literatura del género de ciencia-ficción. Dos escritores que cambiaron el rumbo clásico de la serie, sacándolo de una mirada más próxima a la fantasía para acercarlo a la modernidad hipertecnificada que la ciencia-ficción estaba abrazando en los años 50. Junto a ellos, Barry creó además un potente estudio de trabajo para poder seguir el ritmo de la publicación diaria de la serie, acudiendo a los mejores dibujantes de cómic de la época: de Al Williamson a Frank Frazzetta, pasando por Wally Wood, Sy Barry, Jack Davis, Russ Heath, Ric Estrada, Fred Kida y Bob Fujitani. El equipo conseguiría crear un canon visual que influiría poderosamente en todo el género audiovisual y en cómic durante las dos décadas siguientes, incluyendo a un joven Stan Lee que tomaría no pocas ideas de la serie para convertirlas en referente del cómic de superhéroes. Durante casi cuatro décadas, el Flash Gordon de Dan Barry se convirtió en el epítome de la ciencia-ficción en el cómic.

Tras haber editado las etapas de Raymond y Briggs, Dolmen Editorial ha comenzado a publicar el decisivo periodo de Dan Barry en Flash Gordon. Como en todas las series de la Colección Sin Fronteras, hay un exquisito y exhaustivo trabajo de restauración de los materiales por Jesús Yugo y una cuidada nueva traducción de Rafa Marín, que hace la serie indispensable.

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