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Vueltas da la vida

Vueltas da la vida

Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza 1960) conoce bien los paisajes urbanos y costeros de Cataluña. En Fin de temporada nos impregna de ellos a través de pueblos, calas y lugares de la Costa Dorada. Allí se se han establecido y conviven en familia la triada protagonista: Rosa, Iván y Mabel, ocupándose de la gestión y administración del decaído Camping Florida, junto a la urbanización Miami Platja, a escasos kilómetros de la inquietante presencia de tres centrales nucleares. La acción arranca en el verano de 1977 para recorrer aquellos años difíciles y sombríos, también esperanzados de posdictadura en los que se consolidó la transición democrática. Los nombres del aperitivo Cynar, de licores como el Tia Maria o el Benedictine; el Citroen Panda, la Ducati 900, el teléfono móvil Nokia o las canciones de Chabuca Granda (preferidas por Iván y su novia Cèline), alternaban con guitarras eléctricas y rokeros de todas clases. Las carreteras y las comunicaciones mejoraban lentamente, los trámites burocráticos parecían aligerarse pero las costumbres y relaciones familiares seguían siendo, como las fincas agrícolas, «manifiestamente mejorables». Y en estas relaciones familiares se centra el novelista para penetrar sus ángulos más oscuros y frágiles. Martínez de Pisón trata con delicadeza y hasta con ternura a sus personajes. Cuando estamos a punto de meditar el asunto, un suceso inesperado, una reacción humana torpe, injustificable, quiebra la placidez y surgen la incertidumbre y la ansiedad. Es lo que nos vuelve a meter de lleno en la ciénaga familiar. El autor tiene esa habilidad para devolvernos el interés por la narración que fluye, dentro de límites clásicos y precisos. Rosa es una joven madre soltera cuya vida se quebró a los 17 años tras un accidente de automóvil „cerca de la frontera portuguesa„ que acabó con la vida de Juan, el amor de su vida. Amantes y pecadores sin remedio para sus familiares, huyen de Plasencia (donde vivían) con la esperanza de que Rosa pueda abortar para evitar la vergüenza de ambas familias. La desaparición de Juan decide a Rosa no solo a tener a su hijo, sino a vivir con él y para él desafiando todo convencionalismo. Inicia un peregrinaje, con Iván a cuestas por diversas ciudades malviviendo con trabajos y domicilios provisionales. Corta sus vínculos familiares, entierra su pasado. Su presente y su futuro será lo que ella e Iván decidan. En el camino conoce a Mabel, otra desheredada de la fortuna, un poco mayor que ella, que hará las veces de hermana mayor e incluso de madre. Todo se detiene y reorienta llegados a Tarragona. Con esfuerzo y trabajo las dos mujeres y un Iván casi veinteañero al que su madre matricula en el instituto más cercano, logran hacer de Camping Florida una empresa que da para vivir y estabilizarse€ Inesperadamente, Iván, para disgusto de Rosa, deja el instituto, se compra una Ducati 900 de color rojo tras encontrar un trabajo provisional, en una de las centrales nucleares que ha iniciado su desmantelamiento. Rompe con sus amigos escolares. A medida que crece, Iván se siente más incómodo y la tirantez con su madre es mayor. Sabedor de la existencia de familiares en Extremadura a los que desconoce, decide investigar y actúa por su cuenta€ El silencio, para él culpable, de su madre sirve de revulsivo€ Poco antes, Iván „verdadero protagonista, de esta historia contada desde su punto de vista„ conoce a una hermosa joven francesa, Cèline (de origen español) que acampa en el Florida. Es encantadora, por la que se ennoviarán bajo la mirada recelosa de Rosa. Muy pronto Iván estará dispuesto a darlo todo por ella y reproducir la pasión que sintiera su madre por su padre€ Se suceden mentiras y desafecciones. Iván rompe con casi todo. Viaja a Plasencia donde conoce a los Quintana, la familia de su padre y asiste a la lectura de un testamento. Recorre ciudades y lugares en los que vivió con su madre. Se aleja incluso de Cèline que le esperaba ilusionada en Toulouse. Está a punto de romper con todo, pero, vuelve con su amada. Se hace músico. Toca y canta en un grupo, trabaja en diversos oficios€ Casi todo se ha torcido, pero decide vivir junto a su amor ignorando el maléfico poder de l os recuerdos, lo que ha dejado atrás; pasea de la Place Capitol a la Place Wilson, de Blagnac a Le Mirail, donde Céline, ejerce como profesora. Esta, más juiciosa se ha mantenido en contacto con Mabel y le informa de que su madre fue hospitalizada y que sufre una fuerte depresión€ Leer a Martínez de Pisón es desolador y reconfortante a la vez. Así me pareció que sucedía también en: Carreteras secundarias (1996), El día de mañana (2011), Enterrar a los muertos (2005) o en Derecho natural (2017).

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