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El rey del comic-book

La serie ‘Rorschach’ (ECC Ediciones).

Para muchos, Watchmen supone no solo el culmen del género de superhéroes, sino también su entierro. La famosa obra de Alan Moore, Dave Gibbons y John Higgins introducía a los superhéroes en el mundo real descubriendo que la realidad de los luminosos héroes de papel solo podía pasar por la psicopatía y la enfermedad mental. Pero lo que se suponía la reivindicación del superhéroe como una ficción que solo encontraba su sentido en la imaginación desbordada de las llamadas Golden y Silver Age, resultó en ser la puerta de una «Edad Oscura» donde el género se dirigió hacia los lectores adultos ahondando en esa lectura del lado más inquietante del superhéroe. Casi cuarenta años después de su publicación, los intentos de volver al universo de Moore han tenido resultados casi siempre decepcionantes: mientras que la serie televisiva de Damon Lindelof recibió un amplio reconocimiento en su inclusión del mito dentro de la teología cristiana, las secuelas y precuelas en papel han pasado sin pena ni gloria. Sin embargo, la llegada del guionista Tom King a la serie Rorschach (ECC Ediciones, traducción de Felip Tobar) ha supuesto un auténtico revulsivo de planteamientos y resultados. Exoficial de operaciones antiterroristas de la CIA y formado como escritor bajo la tutela de Chris Claremont, uno de los guionistas más celebrados del cómic americano, King aportó a los cómics de superhéroes un diálogo con la realidad basado en el anclaje en un thriller sólidamente construido. Series como La Visión, Omega Men o Mr. Milagro cimentaron una fama que se certificaría en su larga estancia en Batman y que lo confirma como uno de los pocos guionistas actuales capaces de afrontar el reto de seguir las aventuras del héroe más reconocible y carismático del Watchmen original. King toma la esencia de un personaje neurótico y obsesivo para lanzarla directamente contra las bases del género a través de sus propias autores. A partir de una contundente trama sobre la corrupción de las campañas presidenciales en EE.UU., King reflexiona sobre el propio género desde tres personajes tan fundamentales como reconocibles: Steve Ditko, el cocreador de Spider-Man y representado aquí por el personaje de William Myerson; Otto Binder, uno de los responsables directos de la época gloriosa de la Silver Age y Frank Miller, el famoso autor de Dark Knight. Tres autores que cambiaron el género desde posiciones personales polémicas y discutibles, con personalidades complejas que les llevaron desde el estricto seguimiento del objetivismo de Ayn Rand en el caso de Ditko a la búsqueda de OVNIS en el de Binder o las discutidas opiniones de Miller. Con ese planteamiento, King lleva la idea original de Moore a un campo minado de rabiosa actualidad: la relación entre la obra y el creador. Con el acompañamiento del dibujante español Jorge Fornés y el colorista Dave Stewart, espectaculares en su trabajo, Rorschach va articulándose como una reflexión sobre la simbología del superhéroe y su entroncamiento en una realidad que ha crecido en paralelo a esa mitología moderna, asumida como propia de forma festiva pero que obliga a reflexiones incómodas.

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Y atentos, porque King vuelve a surcar ese camino perturbador en Strange Adventures (ECC Ediciones, traducción de Guillermo Ruiz Carrera), donde junto a los dibujantes Doc Shaner y Mitch Gerads desmonta el mito del viaje heroico enfrentándolo a las miserias del ser humano. A partir de un personaje clásico de la Silver Age como Adam Strange, símbolo de la ciencia-ficción más pura, King crea un diálogo entre la forja de la leyenda y una realidad que resulta ser mucho más oscura y rechazable, en una evidente metáfora de la necesidad del ser humano de huir de los horrores de la guerra a través de la entronización del inmaculado héroe épico.

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Dos obras brillantes que recuperan la potencia del género como evocador de reflexión inteligente.

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