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La teoría de juegos y las coaliciones políticas

El único país que hasta la fecha no ha constituido un gobierno de coalición entre el centro derecha y el centro izquierda, desde que se inició la Transición en 1977, ha sido España.

La teoría de juegos y las coaliciones políticas

Los procesos de confluencia o alianza entre sectores sociales o políticos diferentes se han dado con frecuencia en la Historia Contemporánea. Durante la revolución de 1848, en Francia y Alemania, la burguesía y el proletariado actuaron conjuntamente en el proceso de transformación de la revolución liberal. En las sociedades modernas la movilidad social provoca, en distintos casos, líneas tenues de delimitación de las clases sociales. En esas circunstancias las coaliciones políticas priorizan los elementos comunes que pueden servir para actuar al unísono. Durante la segunda mitad de siglo XX y el primer tercio del XXI estas coaliciones han sido frecuentes para formar gobiernos cuando los partidos no alcanzan los escaños suficientes para gobernar en solitario. En España, desde la Transición, los ayuntamientos han sido un ejemplo frecuente de las mismas, y desde 2019 el gobierno español está formado por una coalición entre PSOE y Unidas-Podemos, la primera desde 1977 compuesta por dos fuerzas políticas diferentes. Lo que es distinto de los apoyos parlamentarios que pudieran obtenerse cuando no se tiene la mayoría absoluta de diputados. Las coaliciones gubernamentales suponen, en teoría, responsabilidad conjunta de las decisiones adoptadas y normalmente responden a los acuerdos previos que se han establecido entre quienes las forman. Los llamados pactos del Botánico I y II han servido para constituir gobiernos conjuntos desde 2015 en la Comunitat Valenciana. En Europa los gobiernos están acostumbrados a formarse con organizaciones políticas diferentes. Incluso en Gran Bretaña, con un sistema electoral mayoritario, ha habido legislaturas donde conservadores y liberales demócratas han pactado, como ocurrió en el caso del ejecutivo presidido por Cameron. Tal vez el más significativo sea el que formaron el SPD y la DC en Alemania, porque representaban dos opciones políticas diferenciadas que entendieron que era necesario para su país construir una plataforma conjunta para afrontar los problemas que suponía la unión de las dos Alemanias, creadas después de la II Guerra Mundial.

El único país que hasta la fecha no ha constituido un gobierno de coalición entre el centro derecha y el centro izquierda, desde que se inició la Transición en 1977, ha sido España. Desde la UCD y sus sucesoras, AP y PP hasta el PSOE, representante de la izquierda hegemónica, no se ha concretado un gobierno de coalición, a pesar de que han existido momentos de crisis importantes desde 2004, con los atentados del 11-M, los intentos del proceso separatista, y la crisis económica iniciada en 2008. Tanto el PP como el PSOE han considerado negativo la alianza gubernamental y se han limitado a pedir apoyos parlamentarios para temas considerados de Estado. En sus ejecutivas estimaban que eso podía ser perjudicial para la democracia española, que no se visualizara que existían políticas distintas y diferenciadas, a la vez que se podía dejar un espacio político a partidos más a la derecha o a la izquierda. Era el caso de Vox en el PP o de Unidas-Podemos en el PSOE. Sin embargo, si analizamos los programas políticos de ambos hay suficiente espacio para llegar a acuerdos, y pueden quedar fuera del contexto, el aborto o la eutanasia, porque la vía de los conciertos educativos constituyó un camino para entenderse. Y pueden discutirse puntos de la política económica con el aumento o disminución de algunos impuestos que pueden constituir puentes de acuerdos.

A finales del siglo XX, el investigador William H. Riker intentó aplicar la teoría matemática de los juegos a las coaliciones políticas. Riker no creía mucho en las llamadas ciencias sociales («solo son ciencias gracias a la tolerancia de las facultades universitarias que desean elevar nuestras pretensiones y ambiciones apropiándose de la etiqueta (…) algunos académicos (K. Mannheim, A. Toynbee y otros) han abandonado la búsqueda del conocimiento científico sustituyéndolo por un viaje a la imaginación poética» (William H. Riker Teoría de juegos y de las coaliciones políticas en Diez Textos de Ciencia Política, Ariel, 2001) Pero a partir de esta teoría dedujo que los miembros de una coalición intentan, antes de las elecciones, aumentar el tamaño de las mismas para asegurase la victoria, o incorporar después a algunos de los perdedores, y consideró que la evolución de las sociedades occidentales de los siglos XIX y XX deriva hacia el máximo control del poder por las fuerzas políticas en competencia. De todas formas, puede constatarse que si no se ha podido configurar todavía la Gran Coalición (PSOE-PP), que vengo defendiendo desde 2008, en el gobierno de España, al menos en la Comunitat Valenciana ya se han dado «coaliciones especiales» durante los gobiernos municipales entre el PSPV y PPCV como se ha evidenciado en el Caso Azud donde militantes de ambos partidos están implicados (presuntamente) en las tramas de comisiones de todo tipo. Podríamos utilizar el concepto de «revolución pasiva» de Villacañas para referirnos a las «coaliciones pasivas» que se han ido estableciendo en la Comunitat Valenciana. No habría estado mal, para la gobernabilidad, que se hubiera alcanzado por medios menos heterodoxos, y a través de los líderes de ambas organizaciones y confrontando qué puede pactarse de sus programas políticos que permitiera relanzar la economía valenciana, como ya ocurrió en los años 60 del pasado siglo.

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