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Romería con Manuel Just

El doctor alcireño, fallecido en 1964, participó activamente en muchas de la peregrinaciones a la Murta y en los actos literarios que se celebraban

Romería con Manuel Just archivo alfonso rovira

El domingo, como todos los años por estas fechas, se celebra la tradicional romería del valle de la Murta. Posiblemente el que suscribe sea uno de los ciudadanos de esta «joya de color naranja» que es Alzira, que ha asistido a las 61 romerías y con la del domingo, si estoy dispuesto a cubrir los ocho kilómetros que nos separan del antiguo cenobio, 62.

Deseo en esta ocasión, tener un recuerdo póstumo al médico don Manuel Just, desaparecido hace muchos años de entre nosotros, usando la paz eterna con la seguridad de que desde allá nos estará contemplando en este nueva romería. Don Manuel era de corazón abierto, sentía y participaba activamente en la cofradía murteña. Fue, entre otras composiciones, autor de la letra de uno de los himnos a Alzira, este con música de Miguel Villar. Los gozos a la Virgen de la Murta y de la zarzuela «La que iba a la verbena», con música del maestro Juan Magraner.

La personalidad del doctor Just es digna de mención en el día de hoy por los méritos contraídos en vida. Fue muy aficionado a la poesía y a la investigación histórica. Un día, en plena jornada de una de las romerías, alrededor de estas venerables y ruinosas reliquias conventuales, anunció que había conseguido del barón de Tarrateig, descendiente de la familia Vich, un ejemplar manuscrito de la historia del extinguido monasterio, original del Padre Juan Bautista Morera.

Don Manuel Just de Ridaura, doctor en medicina y cirugía; diplomado en sanidad; médico de asistencia pública domiciliaria en esta ciudad; del Cuerpo Médico Militar de Marruecos y Colonias; del magisterio nacional; ex-juez municipal de Torrebanca (Castellón), falleció el miércoles 22 de abril de 1964. Juan Bautista Caballero, redactor deportivo de Radio Alzira, decía en una de sus rimas a él dedicada: «¡Salve a tí, doctor y poeta! ¡Salve a tí, pobre y señor! ¡Salve a tí, alma soñadora!. Alzira te llama y se inquieta. Alzira abraza tu inmenso dolor. Alzira te llora, llora al amigo, al hermano y al doctor. Un personaje en la historia de este pueblo nuestro».

Don Manuel tomaba parte en los actos literarios en todas las ediciones de las romerías a la Murta desde que la cofradía las inició. Por ello, no lo consideramos ausente y tenemos en la memoria el recuerdo de la buena amistad y la inextinguible camaradería que a él nos unió en los días de su vida terrena. En sus trabajos literarios que se divulgaban en los actos que se celebraban por la tarde el día de la romería, antes del regreso a la población, nos decía que «el cenobio murteño comenzó su vida con extremada pobreza, pero que fue creciendo en riquezas hasta llegar a desahogada opulencia, gracias a los desprendimientos de sus bienhechores. Basta consignar que en pintura llegó a ser uno de los monasterios que mayores tesoros en estas latitudes. Si fuéramos a relacionar una a una todas las escenas pictóricas del monasterio, estaríamos largo tiempo nombrando obras de esta clase. Era extraordinaria la riqueza pictórica de la Murta y de mucho valor, que se perdió con el abandono y la destrucción posterior del convento».

Los retratos a los que se refería el médico eran de Luís Vives, Ausiàs March, el padre Juan Muñoz, Jaime Ferrús, Francisco Jerónimo Simó, el padre Benito Pererira, Jerónimo Muñoz, Jaime Falcó, Juan Plaza, Honorato Juan, Francisco Tárrega, el padre Juan Trilles, Jaime Roig, Francisco Collado, el doctor Miguel Salom, el doctor Agustín Martí, Gaspar de Aguilar, Guillem de Castro, Baltasar Marrades, Gaspar Sapena, Juan Bautista Comes, Calixto III, Beato Nicolás Factor, San Luís Beltrán, San Vicente Ferrer, San Bernardo Mártir, San Francisco de Borja, Alejandro VI, Fernando de Aragón y Federico Furió.

Han pasado muchos años, quizás en 1957, cuando el día de la romería nos sorprendió la visita de monseñor fray Vicente Roig Villalba, obispo de la orden capuchina, de Valledupar en Colombia y natural de Guadassuar. Juan Blasco Ferrer, por teléfono desde la casa señorial de la Murta y a través de la emisora Radio Alzira, en directo le entrevistaba. Después de hacer una cronología de personajes que habían visitado el monasterio, desde el rey Felipe II, San Vicente Ferrer, cardenales y obispos, le preguntaba ¿qué impresión le había producido en el orden estético la inconfundible paz y hermosura de los parajes visitados? «Me ha suscitado un gran fervor», contestaba el obispo «alrededor de una imagen tan antigua y he visto como los alcireños no olvidan sus tradiciones».

Pues los alcireños siguen realizando el legado de nuestros mayores celebrando la tradicional romería, que se tendrá lugar el domingo a las ocho de la mañana.

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