«Desde que ocurrieran los hechos, hace ahora cinco años, siempre he lamentado lo que ocurrió y lo he condenado tanto en público como en privado, fue un acto injustificable», expone un Manuel Bono que, por momentos, sintió estar en una posición que no le tocaba: «A mí se me ha condenado públicamente, de hecho, parecía que yo hubiese asestado las 16 puñadas». Asimismo, el exalcalde insiste en que recibió ese tratamiento por algo que jamás hizo: «En ningún momento he pedido que se redujera la pena al agresor ni que se le retirase la orden de alejamiento. Yo no soy quién para entrar a valorar un fallo judicial, tampoco he dicho jamás que la sentencia fuese incorrecta. Siempre he defendido que, antes de lo ocurrido, él y su familia eran gente normal, que nunca antes habían sido personas conflictivas. Pero eso no puede traducirse en que yo apoye lo que hizo porque fue un acto que nunca se puede justificar. Él ahora está pagando por su agresión y debe cumplir la condena que el juez le impuso en su momento».