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Retratos de angustia y barro

Alzira exhibe una colección de fotos inéditas tomadas por unos aficionados de la Pobla de Vallbona tras la rotura de la presa de Tous

Retratos de angustia y barro

Cuatro palabras definen muy bien lo ocurrido, tal día como hoy, en 1982. Agua, miedo, barro y dolor. Bajo esa premisa, Alzira exhibe en el museo municipal una exposición fotográfica sobre la pantanada de Tous con instantáneas de Pep Pelechà, Ramon Salavert y Enric Yusá que, pese a que resultan familiares a simple vista, suponen un trabajo inédito para la ciudad. En aquella época eran tres jóvenes de la Pobla de Vallbona que, tras escuchar por la radio la noticia de la rotura de la presa, decidieron cargar con sus cámaras con un objetivo: no dejar que nadie les contara lo que ocurría y hacerlo ellos mismos. Lo que vieron y captaron con sus cámaras les ha dejó una huella imborrable: «No he conocido ninguna guerra, pero puedo asegurar que la pantanada de Tous fue el elemento más impactante y trágico de mi vida», reconoce ahora Pelechà, que en la actualidad es profesor universitario.

Los tres fotógrafos se enteraron, a través de la radio, de la rotura de la presa de Tous. Su localidad, como muchas otras, se implicó de inmediato. «La reacción inmediata fue de solidaridad. Desde la Pobla se enviaron algunos camiones con víveres y recursos. Nosotros tres nos planteamos ir a hacer un reportaje fotográfico. Íbamos a ser cuatro, pero nuestro amigo Jesús Tortajada en aquel momento era panadero y se quedó preparando pan para la Ribera. Subimos a un camión y llegamos al aeropuerto de Manises. Allí me dirigí a uno de los militares que, a mi juicio, tenía más galones y le expliqué nuestro caso. Pareció comprender nuestros propósitos porque no nos puso pegas. Subí a un helicóptero cargado de vienas de pan y aterricé en la Muntanyeta de Sant Salvador. Allí pasé la noche en un pabellón en el que había mucha gente alojada, fuera de sus casas, junto a los militares».

En su mente todavía figuran los recuerdos de los tres días que pasaron en la Ribera. Pelechà, que es el comisario de la exposición, se quedó en Alzira tres días: «Cuando llegué todavía llovía mucho, era de noche y ya vislumbraba una parte de la tragedia, aunque no me di cuenta de sus dimensiones hasta la mañana siguiente. Todo el pueblo estaba desolado, con gente que deambulaba en busca de comida o ropa seca», explica, para añadir a continuación: «Recuerdo los olores putrefactos de animales muertos, de todo tipo, perros, vacas, burros... En los rostros de las gente se dibujaban lágrimas y gestos de agonía, su mirada reflejaba mucho dolor. Era una quimera que nunca habría podido soñar».

Con botas y bastones

Todos sufrieron la misma desgracia, pero cada persona tenía una historia particular que contar. «En las colas para recoger alimentos era donde se contaban muchas de ellas. Además, allí se reflejaba su dolor y tristeza. Había muchísima gente. Personas que lo habían perdido absolutamente todo: pertenencias, alimentos, herramientas, negocios, muebles, joyas o incluso recuerdos familiares», rememora Pelechà.

Durante tres días, fotografió los efectos de la pantanada en Alzira. Animales muertos, gente por las calles haciendo lo posible para que el barro desapareciese, casas y vehículos destrozados.... «Era un caos, la gente estaba desamparada. Piensas lo mal que se había quedado todo y lo mal que debió pasarlo la gente al ver tal cantidad de agua que lo arrasa todo. Íbamos con botas y bastones porque el agua no era clara, caminabas sin saber que tenías debajo, algunas personas incluso se accidentaron en alcantarillas», manifiesta el profesor universitario.

Tras retratar la tragedia volvieron y, como pudieron, revelaron todo el material. «Éramos jóvenes, sin trabajo y sin ayudas oficiales. Por suerte, Virginia Espinosa nos ofreció un piso de su propiedad, en cuya cocina instalamos nuestro particular laboratorio fotográfico. La aislamos de luz para poder positivar y poco a poco aportamos el equipo necesario para trabajar en base a nuestros pocos recursos económicos», explica Pelechà. Aunque se realizó una exposición fotográfica en la Pobla de Vallbona unos meses después, aquellas instantáneas finalmente quedaron en el olvido. Hasta la fecha.

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